El Rey dirigió ayer una llamada "a la prudencia y la responsabilidad" del Gobierno y de los partidos políticos para que recuperen el espíritu que presidió el pacto constitucional de 1978, basado en el diálogo, el consenso y la moderación, y eviten que se pongan en peligro la estabilidad y la seguridad de todos. En la conmemoración del 25º aniversario de la Constitución en el Congreso, Juan Carlos fue categórico al recordar que la Carta Magna es "flexible" y pidió que nadie se apropie de ella o la considere ajena, en aparente alusión al PP y los nacionalistas.

El Monarca aprovechó el acto solemne de homenaje a la Constitución para enviar un mensaje institucional sobre el momento político que vive España como consecuencia de las tensiones que han generado el debate del plan Ibarretxe, la disposición de la mayoría de los partidos catalanes a reformar a fondo el Estatuto de Cataluña y la ofensiva antinacionalista del PP. Como todos los discursos de la Corona son siempre supervisados por el Ejecutivo, el Rey dejó bien sentado que se dirigía a todas las autoridades presentes --diputados, senadores, presidentes autonómicos y de todo tipo de tribunales e instituciones-- desde la posición que le asigna la Constitución; es decir, por cuenta propia.

"ESPIRITU INTEGRADOR" De entrada, destacó la vigencia de la Constitución, pero reclamó que todos preserven "su espíritu integrador y conciliador". "Es una Constitución que nadie puede arrogarse en exclusiva como propia, ni tampoco rechazar como ajena", dijo en aparente alusión al PP y a los nacionalistas.

Acto seguido, tras condenar la violencia terrorista y homenajear a las víctimas que la han sufrido, destacó que el consenso en que se basó el texto constitucional estaba inspirado en el reconocimiento y desarrollo de la "diversidad constitutiva de España". "Entender la unidad nacional en la diversidad solidaria y justa ha sido el gran hallazgo de este último periplo histórico", matizó. Y añadió que la Constitución es el marco sólido y "flexible" que permite afrontar el futuro con garantías. La Constitución, precisó el Rey, "permite afrontar nuestros problemas y anhelos dentro del respeto a las reglas de juego, adoptadas libre y democráticamente, evitando planteamientos que puedan poner en peligro la estabilidad y la seguridad de todos". "No dilapidemos el caudal de entendimiento acumulado en torno a nuestra norma básica fundamental", solicitó.

GUERRA DE IRAK El Rey tampoco colaboró con el Gobierno en lo referido a la guerra de Irak. En ningún momento citó el nombre de ese país. Ni siquiera cuando elogió el sacrificio de los españoles de las Fuerzas Armadas, los Cuerpos de Seguridad o el servicio exterior fallecidos "en el marco de la cooperación" internacional. El discurso fue acogido por la Cámara con un prolongado aplauso, pero el conjunto de la oposición lo acogió con gran satisfacción mientras en las filas del PP primaron las caras largas.

La presidenta del Congreso, Luisa Fernanda Rudi, en cambio, se refirió a la "indisoluble unidad de España" y al castellano como lengua pujante en el mundo, en lugar de poner de relieve la diversidad lingüística.