Los abucheos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, volvieron a empañar ayer los momentos más solemnes del desfile militar de la Fiesta Nacional, pero por primera vez no fueron solo los militares, de manera anónima, y los miembros del Ejecutivo quienes censuraron a los autores de los pitidos. El Rey y el príncipe Felipe lamentaron los gritos de "Zapatero, dimisión" que centenares de asistentes profirieron durante el izado de la bandera y en el homenaje a los militares y guardias civiles fallecidos en el último año.

Estos incidentes y la ausencia de la bandera de Venezuela --uno de los países invitados para celebrar el bicentenario de su independencia-- fueron las dos notas destacadas de una parada que este año también ha sufrido recortes: 3.000 militares, casi mil menos que el año pasado.

El Paseo de la Castellana volvió a ser el escenario del desfile. La crisis afectó al atrezo. Los asistentes compraron menos banderas que otros años a los vendedores apostados en las calles cercanas y muchos reciclaron las que sacaron para el Mundial de fútbol de Suráfrica.

EL RETORNO DE LAS VUVUZELAS Las vuvuzelas, aquellas trompetas que atronaron los estadios en verano, volvieron a verse en manos de algunos de los espectadores, que las hicieron sonar para acompañar los gritos de "Zapatero, fuera". Estos abucheos llenaron los silencios más solemnes de la ceremonia, especialmente cuando el presidente y el Rey colocaron una corona ante la bandera de España en recuerdo de los militares fallecidos.

Tras el desfile, en la recepción que el jefe del Estado dio en el Palacio Real, el Monarca lamentó los silbidos. El Príncipe, en otra conversación con periodistas, se unió a esa censura y comentó que parece que los abucheos se han convertido "en algo recurrente", puesto que, dijo, gobiernos anteriores también los han sufrido.

Fuentes de Defensa atribuyeron los silbidos a "pequeños grupos organizados" convocados por las redes sociales de internet y SMS. Esas fuentes explicaron que los protagonistas estaban en puntos "muy localizados".

Juventudes Socialistas de Madrid (JSM) acusó a Nuevas Generaciones del PP de ser los responsables de la convocatoria por internet. Zapatero, que para él los gritos "forman parte del guión", intentó retrasar al máximo la bronca, y esperó a la familia real detrás de la tribuna, para evitar exponerse al público.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, afirmó que ha sido "muy lamentable" y subrayó la dificultad de explicar a los embajadores allí presentes la actitud de esa parte del público.

Entre los 3.000 militares que desfilaron hubo ocho de los países iberoamericanos que este año celebran el bicentenario de su independencia (Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Bolivia y México). El representante de Venezuela, que también lo festeja, no acudió por estar "indispuesto". Fuentes del Ministerio de Defensa explicaron que la embajada del país comunicó la noticia ayer por la mañana. Sin embargo, en un comunicado, el embajador, Julián Isaías Rodríguez, dijo que comunicó la noticia el lunes.