Juan Carlos I rechazó ayer en Roma que vaya a negarse a sancionar la ley que regula las bodas entre homosexuales, como hizo Balduino, rey de los belgas, que en 1990 renunció durante 36 horas a sus prerrogativas constitucionales para no firmar la ley del aborto. "Yo soy el rey de España y no el de Bélgica", zanjó ayer Juan Carlos a preguntas de un periodista cuando entraba a la reunión de la Fundación para la Innovación Tecnológica (COTEC) de España, Italia y Portugal.

Según la Constitución española, una de las funciones del Rey es la de sancionar las leyes que aprueben las Cortes, requisito imprescindible, junto con su publicación en el BOE, para entrar en vigor. La ley española de bodas entre homosexuales está pasando su tramitación en el Senado.

El Vaticano instó recientemente a los funcionarios a aducir objeción de conciencia y negarse a celebrar bodas entre homosexuales, aun a costa de perder su trabajo.