El Rey se ha reunido en su despacho de la Zarzuela con el nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, dos días después de que fuera elegido para encabezar la dirección socialista en un congreso extraordinario del partido.

Sánchez ha sido recibido por don Felipe en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, al que el máximo dirigente del PSOE ha acudido en solitario, tal y como hizo en la entrevista que mantuvo ayer por la tarde con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Al saludo por parte del jefe del Estado han seguido las fotografías de ambos, muy sonrientes, ante numerosos fotógrafos y camarógrafos, situados frente a ellos en un estrado con dos escalones.

Mientras los periodistas realizaban su trabajo, han hecho algunos comentarios sobre la intensa agenda que, cada uno desde su responsabilidad, tienen entre manos, y al líder socialista se le ha escuchado decir: "Merece la pena".

Posteriormente se han dirigido al despacho oficial del Rey para mantener una entrevista, ya a puerta cerrada.

La Casa del Rey no facilita información sobre el contenido de estas audiencias.

Ayer, tras hablar con Rajoy en el Palacio de la Moncloa, el secretario general del PSOE dijo que le sonaban "francamente bien" las medidas dadas a conocer por la Casa del Rey para mejorar la transparencia en el funcionamiento de la institución.

Felipe VI ha decidido que la Casa someta sus cuentas a auditoría externa a partir del año próximo, así como preparar un código de conducta con principios de buen gobierno aplicables a su personal y funcionarios.

Además, los miembros de la Familia Real tendrán dedicación exclusiva a su actividad institucional y no podrán ejercer actividades privadas.

Su conversación con Pedro Sánchez completa la serie de encuentros que Felipe VI ha mantenido desde su proclamación, el pasado 19 de junio, con autoridades institucionales y representantes sociales y de la cultura.

La audiencia tiene lugar en vísperas de la importante reunión de mañana entre el presidente del Gobierno y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en plena crisis por la apuesta soberanista catalana.