Luto pero también polémica en el funeral de Estado que se celebrará hoy en memoria de las víctimas del atentado del 11 de marzo en Madrid.

La misa católica en la Catedral de La Almudena ha crispado a los representantes de las confesiones minoritarias, que han defendido, sin éxito, un funeral no confesional en un recinto civil. O, en todo caso, un acto interconfesional.

Así se refleja en la carta enviada ayer al Gobierno, firmada por los máximos representantes de la comunidad protestante, Mariano Blázquez, la islámica, Riay Tatary, la judía, Jacobo Israel, y la adventista, Rafael Calonge.

ESTADO ACONFESIONAL" Los muertos son de distintas religiones o de ninguna", argumentó ayer el secretario ejecutivo de la federación de entidades protestantes Mariano Blázquez, para añadir que "es lamentable que un Estado que presume de ser aconfesional organice un funeral católico".

A diferencia de los funerales por las víctimas del atentado contra las torres gemelas de Nueva York, donde estaban representadas todas las religiones, el Gobierno de España ha optado por una celebración católica. Los oficios religiosos empezarán a las 12.30 horas en la Catedral de La Almudena, preparada para acoger a 3.500 personas.

Una veintena de jefes de Estado y de Gobierno han confirmado la asistencia a un acto donde estará presente toda la familia real española, el Gobierno en funciones en pleno, con el presidente José María Aznar a la cabeza, y los presidentes de las 17 comunidades autónomas. Una quincena de representantes del PSOE, junto al futuro presidente José Luis Rodríguez Zapatero, también asistirán al acto.

El Gobierno ha cursado una invitación oficial para 10 familiares de cada una de las víctimas pero no todos podrán entrar en el templo. Unas pantallas en la plaza de la Armería permitirán el seguimiento desde el exterior. Algunos han rechazado la invitación. La Cadena SER recogió ayer el testimonio de una mujer que perdió a sus dos hijos y aseguró que no compartiría su dolor con Tony Blair.