Se sabe el sumario al dedillo, es capaz de desarmar a los abogados de la acusación e incluso sugerir los recesos que debe dictar el tribunal que le juzga. Juan Antonio Roca, el exasesor de Urbanismo considerado urdidor de la trama de corrupción municipal y urbanística en Marbella, constató hoy por qué le llamaban "el Jefe" y por qué en la ciudad malagueña no se movía un papel sin que él lo supiera.

El tiempo pasado en prisión ha sido de todo menos improductivo. Detenido el 26 de marzo de 2006 por su implicación en el caso Malaya, salió en libertad provisional en abril de 2008 tras pagar una fianza de un millón de euros. Pero una semana después volvía a ingresar en la cárcel de forma preventiva por el caso Saqueo, esta vez bajo fianza de tres millones de euros que no llegó a hacer efectiva, a riesgo de poner en evidencia el origen del dinero.

En esos casi cinco años, se ha estudiado minuciosamente los 200.000 folios que componen el sumario que le implican. Conoce cada brida, cada documento adjunto aportado por la Policía o el Ayuntamiento, y no se corta en demostrarlo, apoyado en su ordenado cuaderno en el que lleva todo apuntado. Durante su interrogatorio de hoy, no ha dudado en reclamar a los técnicos informáticos que mostraran tal o cual página, adelantando su contenido antes de que la imagen fuera enseñada a la Sala, o incluso sugerir al presidente del Tribunal, José Godino, el momento idóneo para hacer un receso antes de ser interrogado por otros letrados.

ENCARA A LOS LETRADOS

No sin cierta dosis de chulería, ha llegado a encararse con los abogados, especialmente con la acusación particular que representa el Ayuntamiento de Marbella, al que ha descolocado completamente. "Se lo repito por tercera vez", "esto no funciona así, funciona como yo se lo digo" o "no para de preguntarme lo mismo y yo no dejo de repetirle lo mismo" han sido algunas de sus frases, que han culminado con un "como abogado del consistorio debería saber que yo nunca he sido gerente de Urbanismo". Sus explicaciones han sonado casi a lecciones sobre estrategias bancarias o planeamiento urbanístico. Se ha atrevido incluso a "avanzar" la postura de la Junta de Andalucía sobre determinadas políticas urbanísticas en convenios municipales.

SIN ÁNIMO DE DEFRAUDAR

La situación se ha repetido con los letrados defensores de otros implicados, a los que ha llegado a espetar "le corrijo" o "estoy diciendo ni más ni menos que lo que dice la ley". Sobre su implicación en el supuesto negocio inmobiliario que le reportó seis millones de euros en tiempo record junto a sus tres socios, ha asegurado que cuando entró en la operación "desconocía" que fueran a hacer un pelotazo.

Y ha llegado más lejos al asegurar que "en absoluto ha tenido la voluntad de defraudar al fisco" pese a que su inversión se hizo en Suiza porque la aportación era cono dinero opaco y, por tanto, tampoco se declaró a Hacienda el beneficio obtenido.

El exasesor de Urbanismo ha vuelto a echar balones fuera al insistir en que era "el señor alcalde", Jesús Gil, al que no ha mencionado, el que decía la política urbanística en el Ayuntamiento. Así, por ejemplo, la participación de Julián Muñoz, entonces aún solo teniente de alcalde, se limitaba a "ir a firmar cuando lo llamaba el señor alcalde, porque el señor alcalde no firmaba nada".