El Palacio de Oriente se convirtió el pasado martes en el paraíso para cualquier persona curiosa. Los Reyes volvieron a abrir el comedor de gala para recibir a más de mil invitados y festejar el Doce de Octubre y, como había más de cien periodistas entre los visitantes, los corrillos no tardaron en formarse. Mientras en una esquina de la gran sala el Rey charlaba con una quincena de reporteros, en el centro, José Luis Rodríguez Zapatero trataba de evitar las preguntas de otros tantos a la vez que, repartidos por el comedor, Alfredo Pérez

Rubalcaba, Carme Chacón y Esperanza Aguirre, por citar a algunos, hablaban de las noticias del día sin las rigideces habituales que se dan en la relación con los periodistas.

En ese escenario se dio otra situación que tampoco es habitual. En uno de los últimos corrillos, el príncipe Felipe opinó sobre los abucheos que centenares de personas acababan de lanzar al presidente del Gobierno en los momentos más solemnes del desfile. Pocas veces hasta ahora el heredero había manifestado su opinión --de una manera tan clara y espontánea-- sobre un asunto que sabía que era la noticia del día.

Como había hecho el Rey (72 años) minutos antes, Felipe (42) lamentó los pitidos y recordó que otros gobiernos sufrieron escenas parecidas. "Es algo recurrente", añadió.

Este hecho ejemplifica cómo, de una manera sutil, el Príncipe está ampliando su presencia en los medios de comunicación, conquistando pequeñas parcelas vedadas hasta hace poco. En esa complejísima transición que algún día llegará y que la operación de pulmón del Rey ha puesto irremediablemente de relieve, el heredero está empezando a exponerse más a la sociedad, algo para lo que necesita a la prensa.

Más transparencia

"No es nada reacio a atender las cuestiones de los periodistas y entiende sus inquietudes. Está claro que en esta actitud ha colaborado su esposa, pero eso también se debe a que es consciente de que la transparencia tiene que alumbrar más espacios de la Casa del Rey. A él, como a su Majestad, no le molestan las preguntas, pero es consciente de que hay cosas que no puede responder porque competen al Gobierno", explica un colaborador del Príncipe.

En una sociedad del siglo XXI, la transparencia es necesaria para que se valore la labor de las instituciones y parece que en la Casa del Rey --si se tienen en cuenta algunas decisiones de este último año, como dar a conocer algunas de las audiencias del Monarca (la más sonada fue la que mantuvo con los sindicatos en febrero)-- es una idea que se ha asumido.

Desde hace 15 años, Juan Carlos, que en noviembre celebrará el 35º aniversario de su proclamación, ha empezado a delegar algunos asuntos en su hijo con el objetivo de que el rodaje del heredero sea lo más completo posible para cuando llegue el día del relevo. La Reina aseguró a la periodista Pilar Urbano que el Monarca no tiene pensado abdicar. Pero esto no significa que, en la Zarzuela, los consejeros no estén pendientes del camino que Felipe debe recorrer hasta que llegue la transición. Por eso, el heredero está ejerciendo algunas tareas que durante años recayeron en su padre.

Tomas de posesión

Felipe es el encargado de representar a España en las tomas de posesión de los presidentes iberoamericanos desde el 14 de enero de 1996, el día en que asistió, en Guatemala, a la investidura de Alvaro Arzú. Desde entonces, el Príncipe ha asumido esa función, que requiere, en cada ocasión, que el Gobierno apruebe un real decreto designándolo como representante del Estado.

Este cometido se incluye en una agenda cada vez más completa, en la que da prioridad a asociaciones, lobis y grupos de jóvenes empresarios de sectores económicos punteros como la investigación y el desarrollo y la biomedicina. Estos interlocutores, con los que Felipe se reúne en público (entrega de premios, audiencias oficiales), pero también en privado, forman parte de una generación, de entre 30 y 45 años, que será trascendental para él y su futuro.

Su agenda de trabajo, en la que en muchas ocasiones cuenta con el apoyo de la princesa Letizia, también está repleta de visitas a ciudades de toda España. Este esfuerzo por potenciar la presencia territorial, que recuerda a los viajes que los Reyes hicieron en su momento para darse a conocer, les permite tener contacto con los políticos de las diferentes comunidades autónomas.

Visita a Euskadi

Esta misma semana, el jueves, Felipe y Letizia viajaron a Bilbao para reunirse con los directores de las 23 agencias científicas y técnicas dependientes de la Unión Europea. Durante la visita, la tercera que ambos han realizado a la capital vizcaína en lo que va de año, mantuvieron una entrevista con el lendakari, Patxi López, y la presidenta del Parlamento Vasco, Arantza Quiroga (PP).

En la misión de estar presentes en todo el territorio, el Príncipe cuenta con dos herramientas muy útiles: la Fundación Príncipe de Asturias y la Fundació Príncep de Girona. En el primer caso, los premios que la institución otorga desde 1981 (se entregan esta semana próxima) permite al heredero conocer a los