Alfredo Pérez Rubalcaba buscó el contraste. Si Mariano Rajoy se agarró a sus numerosos papeles como si fueran una tabla de salvación, leyendo incluso las réplicas a los portavoces parlamentarios, el líder del PSOE subió a la tribuna con solo dos folios e improvisó. Si el presidente del Gobierno se parapetó tras los datos macroeconómicos, positivos pero difíciles de trasladar al día a día de los ciudadanos, él se centró en lo social, en la calle, con una intervención muy dura, quizá la más dura que se le recuerda frente al líder del Partido Popular, en la que retrató a Rajoy como un dirigente de la derecha más rancia, que se ceba en los "más débiles" y encuentra en la crisis la "coartada" para aprobar medidas que nadie se había atrevido a aplicar. Y si el presidente dijo que ante el independentismo catalán bastaba con defender la Constitución, él propuso mucho diálogo y reformar la Carta Magna.

Le fue bien. Al acabar, recibió el aplauso más cerrado y sincero de su bancada desde que asumió la Secretaría General del PSOE, hace más de dos años. Incluso los diputados más críticos con su secretario general, los que se quejan de su "excesiva prudencia", se lamentan de que no sea capaz de levantar al partido y proclaman que ya va siendo hora de que este se renueve, señalaron ayer que se sentían absolutamente identificados con la intervención de Rubalcaba en el debate de política general. En todo: el contenido y la forma. "Hemos querido dejar patente que aquí hay dos discursos ideológicos, buscando el cuerpo a cuerpo", señalaron los colaboradores más cercanos al jefe de la oposición.

DESIGUALDADES A tres meses de las elecciones europeas del 25 de mayo, con IU y UPD amenazando el bipartidismo, ese frente a frente conviene tanto al PSOE como al PP. Nada activa más el voto conservador que los ataques a los socialistas. También a la inversa, aunque en menor grado. "Lo que pueda decir el resto de la oposición queda como un aderezo", continuaron en el entorno de Rubalcaba.

El inicio del líder socialista fue inusual para un estadista con debilidad por la estructura en los discursos. Tras el típico "muchas gracias, señor presidente", dijo esto: "Señor Rajoy, ¿en qué país vive usted? ¿Pero en qué país? ¿En qué país vive usted?" Ahí, nada más comenzar, quedaron fijados los términos de su intervención. Frente al optimismo del jefe del Ejecutivo, que llegó incluso a anunciar el cruce del "cabo de Hornos", Rubalcaba señaló que esa no era la España real, la que ven los ciudadanos, donde el empleo y las pensiones caen, los impuestos suben, las desigualdades se acrecientan y las mujeres pierden su derecho al aborto libre.

"Usted ha recortado los gastos sociales, ha hecho que los pensionistas paguen por sus medicamentos y ha acabado con la justicia gratuita. A eso le llama ir por el buen camino. Siempre van contra los más débiles. ¿Saben por qué? Porque son de derechas", dijo. Después, en la réplica, tras cargar contra la ley de seguridad ciudadana, señalar que la actuación de la Guardia Civil en la tragedia de Ceuta no era "defendible" y negar la credibilidad de Rajoy para hablar de medidas anticorrupción, el líder del PSOE sacó la prueba de sus palabras: un artículo con aroma clasista escrito por Mariano Rajoy en el año 1983.

La conclusión lógica de una intervención tan contundente es que Rubalcaba prevé presentarse a las primarias socialistas. Puede ser. La interpretación más extendida en el PSOE es que dependerá de las europeas, donde él también se presenta vía su persona de más confianza: su número dos, Elena Valenciano.