ETA buscaba provocar "una masacre". El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo ayer que las dos bombas colocadas el domingo en el exterior de los juzgados de Getxo (Vizcaya) y cuyo estallido falló pretendían un "asesinato indiscriminado" de los miembros de la Ertzaintza que intervinieran en la operación. Pero si el domingo tuvieron la suerte de lado, ayer dos agentes resultaron heridos al investigar los detonadores empleados por la banda.

Uno de los dos artificieros afectados por la explosión sufrió la amputación de los cuatro dedos de la mano derecha y las yemas de otros tres dedos de la izquierda. Aunque su vida no corría peligro, quedó ingresado en el hospital. Su compañero, con heridas menores en la cara y el oído, fue dado de alta.

El accidente se produjo cuando examinaban los detonadores que ETA usó en las bombas, compuestas por 5 y 3 kilos de cloratita y metralla. Aunque la policía vasca evitó precisar detalles sobre las razones por las que las dos bombas habían fallado, fuentes de la lucha antiterrorista aludieron al escaso cordón detonante empleado y a los desajustes en los temporizadores, programados para estallar en un intervalo de 20 minutos.

SEGURIDAD AL 95% La impericia de los etarras que intervinieron en el atentado se alió con la buena suerte. De hecho, durante más de tres horas, policías, políticos, periodistas y algún ciudadano curioso estuvieron situados a muy pocos metros de la papelera donde ETA había escondido la segunda bomba, ya que el cordón policial quedó levantado después de neutralizar el primer artefacto en una mochila.

El consejero vasco del Interior, Javier Balza (PNV) excusó ayer la tardanza en localizar ese segundo explosivo y la situación de riesgo vivida. Aunque reconoció que no es la primera vez que ETA prepara una trampa contra los agentes, argumentó que la seguridad "no es una ciencia exacta". Aseveró que los protocolos que indican la reacción en estos casos establecidos por la Ertzaintza son de "calidad" y "alcanzan al 95%, pero no al 100%".

Estas razones no convencieron al sindicato mayoritario de la Ertzaintza, Erne. La central reclamó al consejero "reflexión" sobre los sistemas de seguridad existentes hoy en la organización policial vasca. En lo único que coincidieron Balza y Erne fue en indicar que la Ertzaintza es "objetivo prioritario" de ETA desde el final de la tregua. Lo apuntaban documentos incautados a la banda y quedó patente en el atentado contra la comisaria de Zarautz, en septiembre.

"Van a seguir intentándolo", dijo ayer Rubalcaba, que dio por seguro que ETA no parará hasta consumar sus atentados con víctimas mortales. De hecho, la alerta es ahora máxima. Las Fuerzas de Seguridad consideran que la banda querrá compensar con un gran golpe sus últimos fallos, ya que ni mató al escolta Gabriel Ginés el pasado octubre ni a los ertzainas el domingo.

Balza lamentó que la policía vasca no pueda investigar a ETA en Francia porque se lo impide el Gobierno, al "boicotear" el acceso de la Ertzaintza al protocolo Schengen, que le reconocería como policía europea.