La dirección del PP trabaja y diseña estrategias, desde hace meses, con la siguiente reflexión de fondo: si un caso tan relevante como el de la trama Gürtel parece no influir en las encuestas, menos lo hará en Baleares el que protagoniza Jaume Matas por la construcción del velódromo Palma Arena. «El caso Matas está amortizado antes de que declare en los tribunales», coincidían en apuntar semanas atrás varios dirigentes conservadores. El equipo de Mariano Rajoy pensaba que la renovación de su organización en las islas en un reciente congreso le iba a permitir en estos días de vía crucis judicial marcar distancias y ponerse de perfil. Pero a la hora de la verdad, el morbo de la declaración de quien fue máximo responsable del Gobierno insular, acusado de 13 delitos; los detalles sobre el tren de vida que mantenía junto a su esposa, Maite Areal, y el controvertido auto del juez de Palma José Castro, instructor de la causa, han atraído el interés de la opinión pública más de lo esperado.

Y mucho más de lo deseado por el PP, que teme ahora que la imagen de corrupción sea una cruz de la que no pueda desprenderse antes de las autonómicas y municipales que se celebrarán dentro de un año, fracasando así la resurrección electoral que tanto ansiaban. El entorno de Rajoy contaba con que la crisis institucional que vive Baleares por la imputación en varios casos de corrupción de los cabecillas de Unió Mallorquina (UM), partido que servía de apoyo al Ejecutivo del socialista Francesc Antich, terminase beneficiando a un PP en la oposición. Pero las secuelas de la gestión de Matas amenazan con extenderse en el seno del equipo de José Ramón Bauzá, nuevo presidente de los populares en las islas.

LIMPIEZA CON MATICES / Bauzá se hizo con las riendas del PP balear el 8 de marzo, en un congreso en el que recibió las bendiciones de Rajoy y en el que se aprovechó la ocasión para dar la espalda a la era Matas. A partir de ese momento, las palabras «renovación» y «futuro» han sido repetidas hasta la saciedad por los dirigentes conservadores. Sin embargo, resulta harto complicado sustituir a todos los miembros de la estructura de un partido de un día para otro, especialmente si existe un compromiso de hacer compatible el cambio con la «integración y la unidad», a fin de evitar guerras cainitas.

Esa dificultad explica que el martes pasado, coincidiendo con la declaración de Matas en los tribunales, Bauzá diera a conocer los nombres de los que integrarán la nueva dirección del PP en Baleares. Entre los elegidos hay cinco exconsejeros del presidente imputado: Francesc Fiol (Educación), José María Rodríguez (Interior), Aína Castillo (Sanidad), Jaume Font (Medio Ambiente) y Josep Joan Cardona (Industria).

Font y Cardona están imputados en casos de corrupción. Y la portavoz del partido para esta etapa de transición, Aína Castillo, está siendo investigada por la Guardia Civil por presionar, presuntamente, a uno de los implicados en el caso Palma Arena, según publicó el Diario de Mallorca. En el nuevo comité de dirección popular está, además, el diputado Toni Serra, en calidad de adjunto a la presidencia. Serra declaró como imputado en ese mismo caso en el 2009.

«RENOVACIÓN» Y «REGENERACIÓN» / La selección de notables impulsada por Bauzá cuenta con el visto bueno de la dirección nacional. «Tengo absoluta independencia a la hora de presidir este partido. Génova ha sido informado de los cambios y los ha aprobado. Somos soberanos. Si no, yo no estaría aquí. Tomo mis propias decisiones», enfatizó el martes. En la misma rueda de prensa insistió en que busca la «renovación» al mismo tiempo que la «regeneración», por lo que tomará medidas contra los imputados que resulten culpables. «Pero la imputación, por sí misma, no implica culpabilidad», apostilló.