La sala especial del artículo 61 del Tribunal Supremo está dominada por un amplio grupo de jueces que aman la ópera. Por ello, en la comida del sábado se explayaron sobre la influencia de Wagner y sus descendientes en los jerarcas del régimen nazi.

A media que fueron pasando las horas, el cansancio hizo mella y derivó en una risa floja en algunos jueces. Otros lo pasaron peor por su adicción a la nicotina y se las tuvieron que ingeniar para echar un pitillo, sin dejar la sala, así que optaron por asomarse a una ventana.