De la desvergüenza de mirar hacia otro lado cuando le preguntan por las armas de destrucción masiva, que "seguro" tenía Sadam aunque ahora no haya rastro de ellas, Aznar suma ahora la salida de tono de atribuir a la oposición el deseo de que las tropas españolas enviadas a Irak sufran bajas para poder utilizarlas políticamente. El riesgo de sufrir bajas existe. No es un deseo. Es una constatación. Y alguien deberá responsabilizarse si ocurre. Pero, como siempre, la culpa será de los otros.