El PSOE comienza este lunes una semana explosiva, que culminará en el comité federal del sábado y en la que la guerra por el control del partido entre partidarios y detractores de Pedro Sánchez, hasta ahora más o menos larvada, se librará de forma abierta. Los batacazos en Galicia y Euskadi (donde los socialistas volvieron a perforar su suelo electoral al ocupar la tercera y la cuarta posición, respectivamente) complican aún más las cosas al secretario general, quien ha anunciado a su ejecutiva que quiere convocar ya un congreso relámpago, con votación de las bases el próximo 23 de octubre, para intentar mantenerse en el puesto. Mientras tanto, los críticos, un bando al que pertenecen seis de los siete presidentes autonómicos del partido (la única excepción es la balear Francina Armengol), han comenzado a señalar, con expresiones más o menos crípticas, el camino que a su juicio debe recorrer el PSOE: pasa por la dimisión de Sánchez.

La reacción más relevante ha salido del poderoso socialismo andaluz, al que pertenece la presidenta de la Junta, Susana Díaz, cabeza visible de los enfrentados al secretario general y probable relevo. “Los resultados de ayer son malos, sin paliativos. Hay que intentar cambiar el rumbo, hacer autocrítica y no poner paños calientes”, ha dicho el secretario de política federal del PSOE, Antonio Pradas, hombre de confianza de Díaz, a la entrada de la comisión permanente del partido, que se reúne este lunes para analizar la severa derrota en Euskadi y Galicia.

UN ORGANISMO AFÍN AL LÍDER

Los afines a Sánchez son mayoría en este organismo, pero allí también tienen asiento dirigentes enfrentados a él. Por ejemplo, Carme Chacón. “Los socialistas estamos obligados a una profunda reflexión. Es evidente que vamos cada vez a una derrota más dura. Un partido tiene que tener utilidad social. No podemos seguir así. Hay que despertar”, ha señalado a las puertas de la sede socialista, en la madrileña calle de Ferraz, la exministra de Defensa, actual secretaria de relaciones internacionales del PSOE.

También José Blanco, antiguo número dos del partido y exministro de Fomento, se ha unido a quienes exigen a Sánchez que asuma su responsabilidad. “Desolado. ¿Qué más tiene que pasar para que el PSOE reflexione?”, ha escrito en su cuenta de Twitter.

La dirección socialista no ha dado hasta ahora ninguna respuesta a los resultados, más allá de admitir que habían sido “negativos”. En una breve comparecencia sin preguntas, el secretario de organización, César Luena, señaló al ruido orgánico como una de las causas que explicarían la debacle. “La campaña se hizo en unas condiciones muy difíciles”, señaló la mano derecha de Sánchez quien no parece dispuesto a tirar la toalla.