Guiños al 15-M, duros ataques a la derecha, mano tendida a Podemos y Ciudadanos para conformar una alternativa al PP, defensa de una salida “a favor de España y del catalanismo” a la crisis territorial y énfasis en que el PSOE vuelve a ser un partido “de izquierdas”. El discurso de Pedro Sánchez este domingo en la clausura del congreso socialista, una cita que sirvió para que tome todo el control del partido frente a unos barones que apenas han planteado batalla, se basó en estos cinco ejes. Durante un intervención de unos 45 minutos, buena parte de ellos dedicados al conflicto catalán (Miquel Iceta fue el único de los líderes territoriales al que citó), Sánchez dejó claro que su objetivo es "derrotar" a un PP que “lo corrompe todo”.

“Me gustaría dirigirme a los que hace seis años se concentraron para decir ‘no nos representan’. Esa demanda de representación pronto va a llegar”, comenzó diciendo el líder socialista, para quien el espíritu del 15-M debería servir para que los tres partidos que quedaron por detrás del PP en las elecciones de junio se entiendan para desalojar a Rajoy de la Moncloa. El empeño parece imposible, debido a los vetos entre las dos nuevas fuerzas y el pacto de Albert Rivera con los conservadores. Pero Sánchez insiste.

“No competimos más que con el PP. Nuestra única meta es derrotar a la derecha para gobernar por la justicia social. Trabajaré para conseguir una mayoría parlamentaria que cierre esta etapa negra. Hoy el cambio depende fundamentalmente de tres. Si continúan los vetos, pediremos a los españoles que con su voto hagan que el cambio dependa de uno: el PSOE”, explicó en Madrid ante unos 5.000 militantes. Es decir, solo planteará una moción de censura si hay un pacto con Rivera y Pablo Iglesias.

El PSOE es pesimista respecto a las posibilidades de una triple alianza, pero sí cree en un entendimiento con los naranjas y los morados para derogar las leyes más impopulares del PP. “Primero: Estamos abiertos al diálogo con el resto de fuerzas del cambio. Segundo: el PP no cuenta con mayoría absoluta. Podremos revertir juntos ya muchas de las leyes retrógradas. Tercero: pongámonos ya en marcha. Proponemos abrir un espacio de negociación y acuerdo con el resto de fuerzas del cambio en el Parlamento para desmantelar la acción legislativa del PP”, dijo.

DE BANDERAS Y CORRUPCIONES

Sánchez no rehuyó una de las medidas más controvertidas de su nuevo proyecto, el reconocimiento de la “plurinacionalidad” del Estado, una propuesta que no comparte la mayoría de los presidentes autonómicos. Sin embargo, en sintonía con su actitud de desgana en todo el proceso de aclamación del secretario general, los barones han renunciado a plantear batalla. Al menos de momento. Esta forma de encarar la vuelta de Sánchez al liderazgo socialista también se vió en la votación sobre su nueva ejecutiva. Apenas ha habido integración, en ella no hay ningún partidario de Susana Díaz, pero salió aprobada por cerca del 70% de los votos de los delegados. Aun así, el porcentaje es menor que hace tres años, cuando consiguió un respaldo del 86%.

“Hay que reformar la Constitución. Defendemos la idea de Gregorio Peces-Barba: que España es una nación de naciones con una única soberanía, la de todos los españoles, y con un único Estado. Un Estado que 40 años después exige reformarse, culminar su ser federal y perfeccionar el reconocimiento de su carácter plurinacional”, defendió Sánchez, quien dijo estar "a favor de España y del catalanismo".

Justo antes se había detenido en los gobiernos de España y Catalunya, que a su juicio tienen algo muy importante en común: “Se envuelven en banderas y son dirigidos por partidos carcomidos por la corrupción".

"OPOSICIÓN DE ESTADO"

Los ataques a un PP que “lo corrompe todo, también la Constitución” fueron constantes. “Nuestros enemigos son todos aquellos que corrompen nuestra Constitución y nuestras instituciones y los quieren someter al servicio de sus intereses privados. Por eso haremos oposición de Estado. Defenderemos al Estado de este Gobierno. Amordazar a la Administración, instrumentalizar a la policía, los jueces y los fiscales es ir contra la Constitución", subrayó.

Al final, como en sus actos de la pasada campaña de las primarias, Sánchez, junto al resto del auditorio, cantó La Internacional. Esta vez, sin embargo, no levantó el puño.