Ahora que se ha aplicado el artículo 155 de la Constitución en Catalunya y queda poco más de un mes para las elecciones autonómicas, Pedro Sánchez se esfuerza por desmarcarse del Gobierno y Ciudadanos tras un periodo en el que las fuerzas constitucionalistas iban casi siempre de la mano frente a la crisis territorial. Esa fase ha terminado, y el líder socialista intenta dejar claro que Mariano Rajoy y Albert Rivera van por un lado y él va por otro. Durante su comparecencia tras la reunión de la dirección del PSOE en Valladolid, Sánchez ha subrayado las diferencias con ambos dirigentes.

“El PP y Ciudadanos están teniendo un discurso recentralizador, de cuestionamiento del Estado autonómico”, ha dicho Sánchez. “A nosotros, en todo lo que tenga que ver con la recentralización de un modelo exitoso, no nos van a encontrar. Y no hablo solo de Catalunya, sino también de otras muchas comunidades”, ha añadido el líder de la oposición.

Aun así, y pese a que el PP enfrió el pasado miércoles la posible reforma constitucional a la que según el PSOE se comprometió Rajoy a cambio del apoyo al 155, Sánchez dice no sentirse engañado por el presidente del Gobierno. “Nosotros somos un partido serio, yo me tomo la palabra del señor Rajoy de forma seria. Hasta que no le escuche una cosa distinta de lo que a mí me ha dicho, doy por buenas sus palabras. No he escuchado al presidente del Gobierno decir esta boca es mía, así que sigo confiando en su palabra”, ha explicado.

Sánchez ha marcado perfil propio en el terreno territorial. Sobre Unidos Podemos, ha dicho que no entiende que “haga seguidismo de ERC”. También ha acusado a las fuerzas independentistas de tener un solo argumento: “El victimismo”.

“Lo que le queda ya al independentismo para justificarse cara a las elecciones del 21-D es el victimismo. Sus argumentos hasta ahora eran tres. El económico, señalando que iba a haber una suerte de maná económico como consecuencia de la independencia. En segundo lugar, lo que ellos llamaban la revolución de las sonrisas, en el sentido de que no iba a haber un problema de convivencia. Y finalmente la cuestión del reconocimiento internacional. Todo se ha caído por su propio peso”, ha dicho Sánchez.

Los acuerdos tras el 21-D

El líder socialista, sin embargo, no ha querido poner límites a los posibles pactos tras las elecciones catalanas. “Dentro de la Constitución, del Estatuto y del autogobierno, se puede hablar con todas las formaciones”, ha señalado.

Las críticas al PP y Ciudadanos no solo han sido territoriales. En un momento en el que el partido de Albert Rivera está despegando en las encuestas, Sánchez intenta identificarlo con “la derecha” por su pacto con Rajoy, pacto que según los socialistas se ha incumplido en un 85% en este primer año de la legislatura. Los tiempos del fracasado acuerdo de investidura de Sánchez con el partido naranja, al que identificaba con el “cambio progresista y reformista”, han quedado muy atrás.

“España hoy sufre un presidente en funciones, de un gobierno en funciones, y con el silencio cómplice de Ciudadanos, el partido que lo sustenta. El PP y Ciudadanos coinciden en su ideario y en su forma de hacer política. Dicen una cosa y hacen la contraria. España sufre un Gobierno instalado en la desidia con el silencio cómplice de Ciudadanos”, ha concluido Sánchez en Valladolid.