Ya no son los policías incompetentes, ni los abyectos abogados de la acusación, ni las confundidas víctimas del 11-M, ni el maquiavélico PSOE, ni la obtusa prensa roja. Ahora son los hermanos de los cada vez menos presuntos terroristas los que señalan al fundamentalismo yihadista como responsable único de la matanza del 11-M. De paso, certifican que lo que se produjo en Leganés fue un suicidio colectivo, una inmolación programada, una dinamitada huída al paraíso tras vengarse de los asesinatos occidentales en Irak. Nada de matanza policial organizada por Zapatero, como siguen fantaseando, de forma ya casi enfermiza, los quijotes de la conspiración.

"Atentados justos"

"¿Tienes algo que ver con todo esto?", preguntó Mustafá a su hermano Jamal Ahmidam, el Chino , dos semanas después del 11-M. La respuesta fue clara: "Pues sí. Son atentados justos. ¿No estás viendo a tus hermanos muriendo en Irak?" Rachid Aulad Akcha, otro de los suicidas, presente en la conversación, apostilló: "Rezo a Alá para que no nos cojan vivos". La fiscalía, sorprendida por las revelaciones de Mustafá, el mayor de los Ahmidam, incluida la confirmación de que era la voz y la figura encapuchada de su hermano la que reivindicaba los atentados en un vídeo, preguntó: "¿Por qué no declaró esto frente al juez de instrucción?". "Por miedo", musitó él.

El enésimo palo a los conspiradores fue tan duro que esta vez el abogado de la AVT lanzó sus preguntas habituales --¿traficaba el Chino en el País Vasco?, ¿los que murieron con él habían trabajado en Navarra?-- casi sin resuello. Mustafá apuntilló su relato describiendo cómo Jamal se despidió de su madre y le pidió perdón antes de suicidarse. El 3 de abril. Mustafá recuerda que era sábado; había fútbol en la tele. El Chino estaba a punto de perder la vida sin poder cumplir su sueño de hacer volar el Bernabéu.

Yusef, el hermano pequeño de el Chino , fue muy preciso sobre la cuenta atrás de un suicidio programado: "A mi madre le dijo: ´Me faltan nueve minutos para irme con Alá´. Ella perdió la conciencia. Para ninguno de nosotros ha sido fácil asimilar que alguien de tu sangre haya caído en ideas radicales y metido en esta matanza. Ahora solo queremos olvidar".

Reunirse con Alá

Abdelkader Kunjaa tampoco dejó dudas sobre la participación directa en el 11-M de su hermano Abdenabid. El 3 de abril del 2004, poco antes de suicidarse en el piso de Leganés, llamó para despedirse. Le dijo que estaba rodeado por la policía y que había helicópteros. "Después del 11-M me llamó para decirme que estaba trabajando en Asturias, el 19 de marzo, y luego, el 3 de abril, para decirme que iba a reunirse con Alá". No era bien visto Abdelkader por su hermano. "Yo me ponía en un parque cerca de la mezquita a beber alcohol y él pasaba por ahí. Yo para él era un poco pecador".

Aun así, al principio llegó a tener dudas de que Abdenabid participara en la matanza. "Cuando me llamó, el mismo 3 de abril, le dije: ´Si me quieres, ven a mi casa y me explicas lo que sea´. En ese momento estaba dispuesto a entregarme por él si hacía falta. Le supliqué a la policía que hiciera lo posible para evitar el suicidio colectivo que él mismo me estaba anunciado. Me ha costado entender cómo llegó a esto. Desde pequeño rezaba, no fumaba, no bebía; todos le querían. Nunca se hubiera atrevido solo a hacer algo tan horrible. Había islamistas muy radicales detrás". No, si al final va a resultar que no fue ETA.