Soraya Saénz de Santamaría ha sido la mujer que más poder ha concentrado en la historia española reciente. La vallisoletana empezó en 2011 en el primer Gobierno de Mariano Rajoy poniéndose al frente de la vicepresidencia, el Ministerio de Presidencia, la portavocía del Ejecutivo y también la dirección del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que por primera vez dejaba de depender de Defensa (adonde ahora, con el PSOE, ha vuelto). Y en la legislatura de 2016, Mariano Rajoy le pidió que dejara la portavocía y asumiera el ‘dosier catalán’, el problema político más grave del último lustro, a través del Ministerio de Administraciones Territoriales.

Viniendo de donde viene, ¿se va a arriesgar Santamaría a perder una votación para liderar el PP? Según varias personas que han hablado con ella estos últimos días, la exvicepresidenta, que guarda silencio en público, está analizando sus posibilidades de convencer a los afiliados de que es el recambio que necesita la formación y también está estudiando las ofertas que le han llegado de empresas privadas.

Muy preocupada siempre por su imagen (no escondía su orgullo de ser la mejor valorada de todos los ministros de Rajoy), Santamaría debe decidir en pocos días si se va a aventurar a someterse a una votación ante los afiliados del PP que podría no ganar puesto que, a priori, carece de sostén orgánico o territorial, a diferencia de dos habituales en las quinielas sucesorias: la secretaria general y presidenta del partido en Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, y el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo.

Mejor valoración que Rivera entre los votantes naranjas

Por el contrario Santamaría sabe, igual que el resto de miembros de la actual cúpula, que en las encuestas internas que se realizaron en el PP para preparar la campaña de las generales de junio del 2016, ella aparecía muy bien valorada por los votantes de Ciudadanos, con los que compiten por el centro-derecha. Según fuentes conocedoras de esos sondeos, Santamaría rozaba el notable y tenía mejor nota incluso que Albert Rivera entre los que decían que habían votado al partido naranja.

Rajoy colocó para el próximo lunes la junta directiva nacional que debe decidir la fecha del congreso extraordinario del que saldrá el ganador o ganadora. Estas premuras dificultan un proceso de reflexión en el que también está, según contó ella misma el martes, Cospedal. Feijóo declaró también ese día que, cuando tenga algo que decir, lo hará, y pidió paciencia hasta que el lunes se abra el periodo oficial para presentar candidaturas. Por ahora, la figura del político gallego es la que se ha instalado en el imaginario popular como el que podría representar esa candidatura única por la que suspiran muchos dirigentes y también parte de Génova.

El coordinador general, Fernando Martínez Maillo, se manifestó a favor de que antes de llegar al congreso se encuentre a una persona que "aglutine e integre" a todos antes de este encuentro. "Sería lo más deseable", afirmó. También otros destacados dirigentes, como Alfonso Alonso (Euskadi) y el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, se pronunciaron en ese sentido.

Parece que el PP se resiste a aplicar lo aprobado en los estatutos el año pasado, según los cuales el presidente del partido y candidato a la Moncloa debe salir de la votación de los afiliados, en primera ronda, y de los compromisarios, en segunda. La falta de costumbre hace temer a los dirigentes de Génova que se pueda trasladar una imagen de desunión a menos de un año de las elecciones municipales, autonómicas y europeas.

Este sistema permite por primera vez que llegue a la final alguien que no tenga peso orgánico, pero que despierte la simpatía de las bases, como podría ser el caso de Santamaría, de la presidenta del Congreso, Ana Pastor, que tampoco se ha descartado por ahora, o de algún otro tapado.

La opción de dejarlo

La defensa de la lista única de Maillo choca con la opinión de su jefa, Cospedal, que pidió “unidad” pero una vez se haya celebrado el congreso. La mala relación entre ella y Santamaría y la decisión que tome la exvicepresidenta pueden condicionar la decisión de la secretaria general. Según algunos dirigentes, Cospedal también está estudiando qué hacer e incluye la opción de abandonar la política.

Porque no solo Rajoy ha dicho adiós estos días. El número dos de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, el 'señor 155' que llevó la gestión de la intervención de la Generalitat anunció a este diario que deja la política después de casi 20 años.