En el primer día del juicio contra los responsables del atentado de Hipercor, el más sangriento de ETA, los dos acusados trataron de desacreditar el proceso, en el que el fiscal Eduardo Fungairiño pide 950 años de cárcel para Santiago Arróspide, Santi Potros , como inductor de la masacre, y Rafael Caride, como autor material.

"Los responsables no están aquí, y mientras no lo hagan no aceptaré este juicio", sostuvo Caride, exmiembro del comando Barcelona. "Mi última palabra es el comunicado que hizo la banda en su momento", dijo antes de negarse a contestar. Después, Caride tildó el proceso de "teatro", lo que motivó su expulsión.

Santi Potros, exjefe de los comandos de ETA, también renunció a la última palabra. "No quiero venir ni mañana, ni pasado mañana", dijo. Y cuando aporreó el vidrio blindado tras el que estaba fue expulsado.

La defensa puso su empeño en eximir a los etarras de la responsabilidad de las muertes. "ETA tuvo la diligencia de avisar, pero los responsables (en referencia a la dirección de Hipercor y a las fuerzas de seguridad) decidieron no desalojar", dijo un abogado.

El primer testigo en declarar, un guardia urbano que recorrió el Hipercor en busca de la bomba, fue el único interrogado por la defensa. Esta le cuestionó que no desalojaran el almacén. El testigo dijo que buscaron durante media hora, pero pasada la hora de la explosión, entre las 15.30 y las 15.40, pensaron que se trataba de una falsa alarma.