No fue una cena de amigos. Tampoco una charla distendida entre socios leales. La reunión que anoche celebraron en Berlín el presidente español, José María Aznar, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, fue más bien un diplomático intento de recomponer una relación dañada por múltiples desencuentros, singularmente el de la guerra de Irak. Fuentes de la diplomacia española aseguraron que ambos mandatarios se citaron con la voluntad de restañar las heridas del pasado y retomar el diálogo para que en el futuro no se abran brechas en la ya enconada relación bilateral.

CENA TRAS EL DESPLANTE

Tras excluir a Aznar de la cumbre sobre Irak que celebró hace dos semanas con Tony Blair y Jacques Chirac, Schröder decidió invitarle a cenar aprovechando que tenían previsto coincidir en el foro hispano-alemán que hoy se celebra en Berlín. La Moncloa asegura que la cena de anoche se negociaba desde hacía tiempo. Lo cierto es que se concertó justo tras el desplante del canciller.

Ambos mandatarios debatieron cómo recomponer el consenso internacional tras la guerra de Irak. A raíz de la reunión que Schröder mantuvo la pasada semana con el presidente de EEUU, George Bush, fuentes del Gobierno español confiaban ayer en que Aznar lograra acercar posturas con el canciller sobre el papel de la ONU en la posguerra iraquí.

OTROS ASUNTOS

El otro gran asunto de la agenda fue el reparto de poder en la UE que fija el borrador de la Constitución europea, beneficioso para Alemania pero perjudicial para España. Aznar acudió a Berlín con el ánimo que este conflicto no envenenara aún más la relación entre España y Alemania. Schröder también tenía previsto abordar con Aznar el conflicto de Oriente Próximo, las reformas económicas de la UE y el pacto de estabilidad.