El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) no avaló las afirmaciones hechas por el presidente del Gobierno, José María Aznar, antes de la guerra contra Irak de que el régimen de Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva y mantenía relaciones con grupos terroristas. Así lo reveló ayer el director de los servicios secretos, Jorge Dezcallar, durante una comparecencia que superó las cuatro horas celebrada en la comisión de secretos oficiales del Congreso de los Diputados.

Jorge Dezcallar, acompañado por el ministro de Defensa, Federico Trillo, reconoció en respuesta a una pregunta formulada por el socialista Jesús Caldera que el 3 de febrero remitió un informe al presidente que textualmente decía: "no hay pruebas concluyentes sobre las relaciones entre el régimen iraquí y Al Qaeda". Dos días después, el 5 de febrero, emitió una nota evaluando la falta de pruebas sobre las armas de destrucción masiva de las que hablaban los informes del Reino Unido y Estados Unidos. Y el día siguiente, 6 de febrero, el Centro Nacional de Inteligencia le envió un tercer informe reiterando que no había pruebas concluyentes sobre las armas de destrucción masiva en Irak, según relataron a este diario varios miembros asistentes a la comisión.

MENTIS DE DEZCALLAR

Horas después de conocerse el contenido de la reunión, Dezcallar negó anoche que el Centro Nacional de Inteligencia hubiera advertido al Gobierno de que no había pruebas de que Irak tuviera ese tipo de armas. El jefe del servicio secreto lamentó "que se den informaciones sin fundamento" sobre una comisión parlamentaria "tan seria", de la que, "por su propia naturaleza, no debería trascender (nada), y mucho menos de forma tan errónea".

El 2 de febrero, un día antes del primer informe del CNI citado por las fuentes parlamentarias, el presidente José María Aznar declaró: "todos los gobiernos tienen información de carácter reservado, y el Gobierno español tiene información de que el régimen iraquí, por el armamento biológico y químico que tiene y sus vinculaciones con grupos terroristas, supone una amenaza para la paz y para la seguridad del mundo, también para la paz y la seguridad de España".

Aún después de recibir los informes del CNI, el presidente reiteró su certeza el 13 de febrero: "Pueden estar seguras todas las personas que nos ven de que les estoy diciendo la verdad. El régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva y vínculos con grupos terroristas".

MAS ESPIAS

El director del servicio secreto, experto en el mundo árabe, explicó ayer a la comisión parlamentaria, según el relato de las fuentes, que en el pasado año 2002 se había reforzado la presencia de agentes españoles en Irak y los iraquís habían hecho lo propio en España. El CNI, dijo Jorge Dezcallar, dedicó "una atención especial" a Irak, los apoyos de Sadam Husein y las armas de destrucción masiva. Lo único claro --añadió-- era la convicción de la comunidad internacional de que no había renunciado a disponer de las citadas armas.

Sobre las relaciones del régimen de Sadam con grupos terroristas islamistas como Al Qaeda, Dezcallar dio una vuelta de tuerca a sus propios informes y recordó que el exdictador era considerado un maldito por los islamistas y había sido objeto de una fatwa que pedía su retirada.

Varios parlamentarios destacaron ayer la "independencia", la "solvencia" y transparencia de Dezcallar. En sus respuestas confirmó que el CNI había trabajado con informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de servicios secretos aliados.

En sus respuestas, el jefe del espionaje español confirmó que había manejado el famoso informe Blair y aseguró que los servicios secretos españoles nunca hubieran podido hacer algo similar para el presidente Aznar, entre otras cosas, porque no disponían de los medios ni de la presencia en Irak para realizar un dosier de esa naturaleza.

OPOSICION DEL PP

Al inicio de la comparecencia, el portavoz del Grupo Popular, Luis de Grandes, se opuso a que Dezcallar informara sobre Irak, dado que su presencia y la del ministro Federico Trillo era para rendir cuentas del empleo de los fondos reservados. La oposición pidió entonces una comparecencia específica, se votó y el PP la rechazó. Pero Dezcallar, consciente de que el artículo 11 de la ley del CNI le obliga a someterse al control parlamentario no tuvo inconveniente en abordar la crisis de Irak. Jesús Caldera, del Partido Socialista, y Felipe Alcaraz, de Izquierda Unida, fueron especialmente incisivos.

A la salida de la comisión, el titular de la cartera de Defensa pidió a los portavoces que preservaran el secreto de la información que acababan de recibir.