Como era de esperar, el socialista Rafael Simancas no logró ayer los 56 votos necesarios para ser investido presidente de la Comunidad de Madrid, al abstenerse los traidores Eduardo Tamayo y Teresa Sáez después de haber anunciado, días atrás, que le apoyarían. Mañana, tras la segunda votación, Simancas tampoco será investido presidente, ya que, aunque ya no necesitaría el apoyo de la mayoría absoluta de la Asamblea, previsiblemente se repetirá el resultado de ayer: 55 votos en contra del PP, 54 a favor del PSOE e IU y las dos abstenciones de los tránsfugas.

A la votación se llegó tras casi cinco horas de un debate bronco plagado de descalificaciones y acusaciones cruzadas entre los bancos de la derecha y de la izquierda. En la calle, el grupo de militantes socialistas que se viene dando cita a las puertas de la Asamblea autonómica volvieron a increpar a los dos tránsfugas y aporrearon su coche.

VOTO COHERENTE

La abstención de Tamayo y Sáez no sorprendió al aspirante, que en su discurso del viernes ya dijo que no se fiaba de la palabras de sus exdiputados, que por escrito habían prometido votarle. Ambos, dijo Simancas, "han votado coherentemente con su conducta de favorecer los intereses de la derecha". El líder socialista madrileño no tuvo que poner en marcha el subterfugio que había ideado --su propia abstención-- para el caso de que Tamayo y Sáez hubieran votado a su favor.

Simancas exigió a la portavoz del PP, Esperanza Aguirre, que si quiere dejar claro que su partido nada tiene que ver con los tránsfugas les pida a los diputados desleales que entreguen sus actas. El candidato socialista reconoció que Madrid está abocada a acudir de nuevo a las urnas, pero consideró que éstas deben convocarse "sin ventajismos ni atajos", como en su opinión pretende el Partido Popular.

Antes de que Tamayo y Sáez formalizaran su abstención, este último como portavoz del Grupo Mixto, tomó la palabra desde la tribuna para arremeter contra Simancas. El tránsfuga anunció que sólo apoyará un Gobierno de izquierdas si Simancas dimite y el PSOE elige otro candidato a la investidura.

A esta tesis se apuntó Aguirre cuando terminó la votación, pero Simancas no parece dispuesto a dar satisfacción a unos y otra. "El PSOE tiene un candidato claro que se mantiene", afirmó el dirigente socialista.

En el mano a mano de Simancas con los portavoces de los grupo parlamentarios, el candidato insistió en la tesis que ya formulara el viernes: hay una trama de especuladores que "ha comprado a dos diputados" para que no haya un Gobierno de izquierdas en Madrid. Y de esa operación, remachó, el principal beneficiario es el PP.

Aguirre, visiblemente alterada, recordó a Simancas que al hacer estas acusaciones "sin pruebas" corría el riesgo de que el PP le lleve a los tribunales, posibilidad de la que el socialista se libra porque le ampara su condición de parlamentario, como reconoció la propia portavoz conservadora.

LA EMPRESA DE LOS OBREGON

Como Aguirre no respondió a sus requerimientos para que explicara las relaciones de Tamayo con militantes del Partido Popular, Simancas esgrimió una carta que la entonces teniente de alcalde de Madrid envió en el año 1992 al alcalde de San Agustín de Guadalix, del PP, en la que mediaba en favor del promotor Antonio García, de Promotorauno. Esta empresa, creada en 1967, pertenece a la familia de la actriz Ana García Obregón. La preside su madre, Ana María Obregón Navarro, y como consejeros figuran la actriz, su padre, Antonio García Fernández, y sus hermanos.

Simancas también denunció que el director general del suelo del Gobierno conservador de Madrid, José María Erenas Godín, tiene intereses urbanísticos.

El duelo verbal entre Simancas y Aguirre, aderezado por las soflamas del tránsfuga Tamayo, eclipsaron a Fausto Fernández, portavoz de Izquierda Unida en la Asamblea. El frustrado aliado del PSOE en el Gobierno madrileño no se cansó de emplazar a Simancas, sin éxito alguno, a que depusiera su actitud y aceptara asumir la presidencia. "En democracia las elecciones no se repiten, el pueblo no se equivoca", apuntó Fernández cuando aún alimentaba la esperanza de que los traidores Tamayo y Sáez apoyaran a Simancas. Hipótesis que, finalmente, no se produjo.

"DAR ALAS AL GOLPISMO"

Fernández cuestionó las "convicciones democráticas" del PP, e incluso acusó al presidente del Gobierno, José María Aznar, de haber "dado alas al golpismo" con sus advertencias durante la campaña electoral acerca de los riesgos que se cernían sobre Madrid si IU accedía al Gobierno. Unas acusaciones que no fueron óbice para que el líder de IU reclamara a Aguirre, con el mismo éxito que su emplazamiento a Simancas, que dos diputados del PP se abstuvieran para permitir la investidura del socialista.