José Blanco es la sombra de José Luis Rodríguez Zapatero desde que ambos empezaron a trabajar para que el segundo se convirtiera en líder del PSOE. Lo lograron y, desde entonces, Blanco ha sido la mano derecha del líder, pero siempre en una línea alejada de la gestión, una constante en la trayectoria de este hombre de partido nacido en Palas de Rey (Lugo) en 1963, casado y con dos hijos, que se afilió al PSOE en 1978, y que abandonó sus estudios de Derecho para convertirse en el secretario de organización del PSG-PSOE.

Senador a los 27 años, diputado en el Congreso a los 34, Blanco se enfrentará ahora por primera vez a la tarea de gestionar la realidad, y en un ministerio como el de Fomento, más propenso que otros a ser observado por la ciudadanía. Que a la tarea de sustituir a la cuestionada Magdalena Alvarez quiera sumar la de seguir llevando el timón del PSOE como su vicesecretario general indica hasta qué punto tiene peso Blanco en el partido de Zapatero.

El presidente del Gobierno tiene por costumbre llamar a Blanco a toda hora para comentar cualquier detalle. Ahora tendrá a su gran confidente en el Gabinete.

Cuando se estaba redactando el Estatut, los socialistas catalanes que acudían a las reuniones de la cúpula del PSOE tenían muy clara la importancia de no granjearse la hostilidad de Manuel Chaves (Ceuta, 1945). No solo por ser el presidente de la ejecutiva, sino, sobre todo, por presidir Andalucía desde 1990.

Es un peso pesado de gran influencia y uno de los famosos barones del PSOE, además de formar parte del selecto club de políticos incombustibles. A él deberá acudir ahora la Generalitat catalana para resolver, entre otras cosas, un complejo desarrollo estatutario que no avanza a la velocidad deseada.

Su ductilidad le ha llevado a buscar fórmulas de consenso en temas muy sensibles que ahora se pondrán a prueba, por ejemplo, si tiene que echar una mano a Elena Salgado en la encallada financiación catalana. De entrada, Chaves rechaza de plano un sistema bilateral, aunque siempre ha reconocido la solidaridad de Cataluña.

Cinéfilo empedernido, amante de los Beatles, del footing y de la costa de Huelva, no podrá recuperar, por el momento, otra de sus grandes pasiones: ser profesor de Derecho en la Universidad de Córdoba.