César Antonio Molina afronta la tarea de diseñar el Ministerio de Cultura del siglo XXI con "trabajo, imaginación, entusiasmo y escuchando a todo el mundo", según dijo ayer, tras recibir la cartera de su antecesora Carmen Calvo. Su primer acto en el nuevo cargo fue visitar al centenario escritor Francisco de Ayala, un emblema para el nuevo ministro, que recordó que el tiempo de su abuelo y su padre, republicanos, "no fue baldío".

Pese a que, en principio, solo contará con ocho meses en este ministerio, Molina dejó claro que quiere superar los complejos de una cultura "en la que hay Oscar, campeones de fórmula 1, arquitectos, pintores. Este es el aval que debemos explotar".

En presencia de los responsables de las más importantes instituciones culturales --museos del Prado y Reina Sofía, Real Academia Española, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales y Federación de Gremios de editores--, Molina se definió como "un escritor, un hombre de la cultura", un sector con el que comparte "deseos e inquietudes".

Con el reto de la ley del cine por delante --"todos tienen intereses justos que hay que aunar", --afirmó--. Molina destacó el gran potencial de la lengua y cultura comunes de la España plural y su apuesta para ser el "motor" de todos los que hablan en español. "Nuestra cultura es universal, no de provincias", dijo. "Hay detrás 500 millones de personas y grandes artistas. Debemos colocarnos donde nos corresponde, no solo en el mapa de nuestra geografía. El castellano es la cuarta lengua en número de hablantes y la segunda en la comunicación universal. La cultura va detrás y es un pilar fundamental".