A Batasuna se le acaba el tiempo. Su primera prueba para volver a las instituciones será el domingo en el velódromo donostiarra de Anoeta, donde lanzará su "propuesta de resolución del conflicto". Pero, dada la falta de tiempo y lo escarpado del trayecto, su rehabilitación no será una carrera de pista, sino una cronoescalada.

La fuerza aberzale engorda las expectativas sobre su "salto cualitativo", pero sin demasiado predicamento. "Soy muy escéptico. O propugnan una revolución respecto a su trayectoria o será una nueva pirueta para quedarse en el mismo sitio. Eso no conduce a ninguna parte. Las decisiones quedarán en manos de ETA y ellos desaparecerán de escena", vaticina un responsable del PNV.

Cambios de forma

Lo poco que ha trascendido del documento presagia novedades de forma, pero no de fondo. No pide a ETA que ponga fin a la violencia porque, según el aberzale Pernando Barrena, el texto no busca "contentar los oídos de ningún agente político e institucional".

En vez de la negociación directa entre ETA y el Estado, reclama un acuerdo político y social en Euskadi, previo al referendo de autodeterminación. En todo caso, Batasuna insiste en que ETA ejerza de guardián y vigía de los acuerdos.

Sin margen de maniobra

Por eso ha incomodado tanto a Batasuna la carta en la que Francisco Mugika Pakito y otros exjefes etarras han pedido a la banda que deje las armas, y al partido, que capitanee la "lucha institucional y de masas". Petición que, para el analista José Luis Zubizarreta, deja a Otegi "sin margen de maniobra". Este exasesor del lendakari José Antonio Ardanza diagnostica que Pakito ha puesto "el listón muy alto", y si Batasuna no lo supera "quedará eliminada del concurso".