La batería de preguntas de los portavoces del PSOE e IU contra Eduardo Tamayo apenas hicieron mella en el diputado. Aunque respondió durante más de ocho horas, Tamayo no se salió del guión que sigue desde el 10 de mayo, cuando perpetró la traición a su grupo en la Asamblea de Madrid. El tránsfuga se escudó en problemas de cuotas de poder dentro de la Federación Socialista Madrileña (FSM) para explicar su espantada, negó cualquier vínculo con el PP y acusó a su partido de firmar un "acuerdo humillante" con Izquierda Unida que habría precipitado su plante.

El exsocialista que abortó el Gobierno de Rafael Simancas en la Comunidad de Madrid abrió ayer las 26 comparecencias que escuchará la comisión de investigación hasta el 31 de julio. PSOE e IU insistieron en detallar las numerosas llamadas entre Tamayo con José Esteban Verdes --abogado, militante del PP y esposo de la concejal popular en Madrid Paloma García Romero-- y con el constructor y también miembro del PP Francisco Bravo Vázquez. Tamayo se limitó a decir que trató con ellos "temas personales y profesionales", pero negó cualquier relación entre el intenso tráfico telefónico y su traición al PSOE.

DOMINGO DE CORRIDA

Ante la insistencia de los demandantes por conocer el contenido de las conversaciones, Tamayo respondió: "Si era domingo y había corrida, hablamos de toros". Sin embargo, reconoció que encargó a Verdes el recurso ante la junta electoral para que le entregaran su acta a él en lugar de hacerlo al grupo socialista.

El tránsfuga culpó a Simancas y al secretario de organización del PSOE, José Blanco, de incumplir un pacto suscrito con la corriente Renovadores por la Base, a la que pertenece Tamayo. Según su relato, los dirigentes socialistas habían prometido una cuota de representación a esa corriente del 40% de los gobiernos municipal y autonómico de Madrid. Ese incumplimiento, dijo, "es el motivo exclusivo" de que dejara plantado a su grupo el pasado 10 de mayo.

PACTO "VERGONZANTE"

Las negociaciones del PSOE con Izquierda Unida para formar gobierno habrían colmado el vaso. Tamayo no ahorró descalificativos para un acuerdo político al que se refirió como "vergonzante" y "humillante". Culpó a IU de tener una avaricia de poder "que rompió el saco" y al PSOE de "traicionar al electorado moderado al entregarse a los comunistas". Sin embargo, no supo explicar por qué no trasladó su preocupación a los órganos de dirección de la FSM, a los que pertenecía. El exsocialista acudió en silencio a dos reuniones sobre esta cuestión, pero luego faltó a otras dos en las que se detalló la marcha de las conversaciones.