No parece que Abú Abdulá, el supuesto jefe del comando que mató a los siete agentes españoles del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), arrestado en Latifiya, sea el tipo más popular de su pueblo. "¿Quién es Abú Abdulá?"; "sólo he oído este nombre cuando me lo han preguntado los periodistas", fueron algunas de las respuestas que los reporteros que ayer quisieron husmear en la vida y milagros del iraquí detenido se encontraron en Latifiya.

Abú Abdulá es un sobrenombre, típicamente árabe, que significa padre de Abdullah . Nada más se sabe de él, excepto que vivía en Latifiya, la aldea de entre 7.000 y 8.000 habitantes donde fue detenido. El resto es un misterio para sus vecinos. O, al menos, eso dicen.

Abbas Ahmed Ibrahim es un policía de 38 años con 20 de experiencia. Abbas fue uno de los detenidos en la redada, aunque fue puesto en libertad tras ser interrogado. Según Abbas, Latifiya es un "lugar pacífico, en el que no hay terroristas". Ni él ni nadie en la comisaría, empezando por el jefe y acabando por los agentes, conoce al misterioso Abú Abdulá, y ni mucho menos han participado en su arresto, contradiciendo al Ejército de EEUU, que califica de "clave" el papel de la policía iraquí.

El enfado del pueblo

"La gente está muy enfadada por la redada, porque no pueden entrar militares en una casa de madrugada en la que hay mujeres durmiendo", explica Abbas. El caso es que Latifiya, como el resto del territorio de Irak, lleva bastante tiempo enfadada. Porque no tiene electricidad. Porque no hay agua potable. Porque no les gusta la ocupación ni los métodos que utilizan los ocupantes.

La hostilidad hacia los extranjeros en las miradas era patente ayer. Antes de la emboscada contra los españoles ya había habido tiroteos en la misma carretera y fueron asesinados un contratista local que trabajaba con las fuerzas de ocupación y el anterior jefe de la policía. El coche tiroteado puede verse en las instalaciones policiales. No es de extrañar que la policía no quiera medallas por la redada del miércoles.

El consejo de un policía

"Estos ataques no los perpetran la gente de Latifiya, sino grupos que vienen de fuera y después se van", insistía Abbas entre un coro de asentimiento de otros cuatro colegas policías. Tal vez tenga razón. Tal vez Abú Abdulá sea una invención estadounidense. O un error. O proceda de Fallujah. O sea kurdo. O no sea iraquí, sino sirio o saudí. Nada es seguro en el Irak de posguerra. Excepto que cualquier iraquí con el que se habla siempre dice que la violencia no es cosa de los suyos, sino de cualquier otro.

Sin embargo, un policía se despidió ayer con un consejo que a 300 metros de donde asesinaron a los siete agentes del CNI sonó inquietante: "Tenga cuidado por ahí, español".