Los etarras Saioa Sánchez y Asier Bengoa, detenidos el miércoles en Francia, participaron en el asesinato de los guardia civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero. Así lo confirmó a primera hora de la mañana de ayer el Ministerio del Interior francés y, apenas unas horas después, el ministro español Alfredo Pérez Rubalcaba, quien añadía que análisis balísticos y biológicos evidencian "al cien por cien" que ambos estuvieron el pasado sábado en el escenario del crimen en Capbreton. Pero tanto Rubalcaba como su homóloga Michelle Alliot-Marie se cuidaron mucho de hablar de "participación", y no de "autoría", dado que las armas que llevaban los etarras en el momento de su detención no fueron utilizadas en el asesinato, según el fiscal jefe de la división antiterrorista de París, Jean-Claude Marin. No obstante, los testigos del ataque apuntan a la etarra como posible autora.

PROBLEMAS DE IDENTIDAD Así, el fiscal Marin recalcó en rueda de prensa en París que de esos testimonios se deduce que Sánchez se introdujo en el coche de los guardia civiles y se quedó en el lugar desde el que se efectuaron los disparos. En cualquier caso, insistió en que el arma que quitó la vida a los dos jóvenes no está en poder de la policía, aunque sí los 142 casquillos de bala encontrados en el Renault Clio usado tras el atentado. "Algunos de esos casquillos han sido disparados por el mismo arma de Capbreton", confirmó el fiscal.

La fiscalía francesa sigue recopilando datos para decidir qué delitos imputará el domingo a los detenidos, dos terroristas que, según Rubalcaba, formaban equipo y se disponían a cruzar la frontera. Policía y Gendarmería, mientras, buscan a un tercero: "Les digo que también caerá", sentenció el ministro español. ¿Será Garikoitz Azpiazu, Txeroki ? Rubalcaba no respondió. Fuentes de la investigación dicen que nuevos cotejos de huellas del coche desvelarán quién es el tercero en discordia que, en principio, no es Txeroki. Pero quizá sí otro "pez gordo" de ETA.