Si hace apenas 48 horas el vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, concluyó que la versión que le hizo llegar su homólogo marroquí sobre lo sucedido en El Aaiún "refutaba las graves acusaciones" de los saharauis, la oposición al completo dedujo ayer justo lo contrario de su reunión con el delegado del frente polisario en España, Bucharaya Beyin. A la cita con Beyin acudieron todos los grupos parlamentarios del Senado, también el PSOE. Sin embargo, los senadores socialistas José Carracao y Josep Maria de Puig (del PSC) optaron por no estar presentes en la rueda de prensa que el resto de parlamentarios ofrecieron con posterioridad y en la que, entre otras cosas, se condenó sin paños calientes la actuación marroquí en el campamento-protesta.

El representante del Polisario aprovechó la ocasión para lanzar una pregunta al Gobierno español: ¿Por qué se reúne con las autoridades de Marruecos para atender su versión y no hace lo propio con los saharauis?

En este contexto, Beyin advirtió a Rubalcaba de que "lo peor" que se le puede hacer a su pueblo es "admitir" los postulados de la Administración de Rabat. "El Gobierno no está ayudando a los saharauis. Está dando oxígeno a Marruecos para seguir con su limpieza étnica", enfatizó. Claro que algunos altos cargos del Ejecutivo español comentan que tampoco ellos entienden por qué los saharauis cargan las tintas contra José Luis Rodríguez Zapatero pero se sientan con la delegación marroquí en la ONU el mismo día del ataque y mantienen abierto el diálogo.

En cualquier caso, la presión de la oposición y de los saharauis no ha conseguido hacer que el Gobierno se mueva ni un ápice de su tibia posición. "Todavía no hemos tenido un recuento ni conocimiento exacto de lo ocurrido en El Aaiún. Es verdad que las partes, tanto Marruecos como el Polisario y algunos representantes saharauis, están dando cifras aproximadas del número de víctimas, pero es confuso. No hay cifra oficial", recalcó ayer la ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, desde Lisboa.

Evidentemente Jiménez no se ha estrenado como jefa de la diplomacia con un tema fácil: a las posturas políticas en el conflicto del Sáhara hay que sumar que la sociedad española simpatiza con la causa saharaui. El ministro de presidencia, Ramón Jáuregui, consideró ayer que la crisis diplomática con la que está lidiando ahora Jiménez es "más difícil, probablemente, que la de la gripe A", a la que tuvo que hacer frente cuando era ministra de Sanidad, y auguró que su imagen pública saldrá reforzada.

En el PP están convencidos de que el apoyo a Marruecos separará al PSOE de sus bases a velocidad de vértigo. Ayer, los populares consiguieron el apoyo de sus socios europeos para llevar a la Eurocámara el debate sobre El Aaiún. Un nuevo aprieto para los socialistas.