La primera comparecencia parlamentaria del alto comisionado para las víctimas del terrorismo, Gregorio Peces-Barba, fue aprovechada ayer por el PP para lanzar un ataque furibundo contra su figura, nombramiento, idoneidad y competencia, y para reclamar su dimisión. La portavoz popular en la Comisión Constitucional, Alicia Sánchez-Camacho, le pidió la renuncia "en nombre de miles de víctimas" que "se han sentido agredidas" por su gestión de tan sólo dos meses, y dijo que "otros han caído en menos tiempo".

Todos los grupos cerraron filas con Peces-Barba. Luis Mardones provocó un gran aplauso al glosar su trayectoria democrática. El socialista Ramón Jáuregui deploró que desde el PP se lancen piedras contra el comisionado utilizando a las víctimas.

La crítica de Sánchez-Camacho incluyó un reproche por no haber asistido a la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, el 22 de enero, en la que hubo un intento de agresión al ministro José Bono. También aludió a un supuesto comentario privado del comisionado ante miembros de la AVT sobre "una posible amnistía de los presos etarras que no tengan delitos de sangre". Peces-Barba evitó alimentar el debate y, aunque dijo ser "un viejo rockero" de la política, añadió que "hay cosas a las que no podría contestar salvo en presencia de mi abogado".

ANIVERSARIO Entre las novedades que aportó el comisionado figura la institucionalización del 11 de marzo como el Día de las Víctimas del Terrorismo --"de todas las víctimas", dijo--; la participación del Rey en un homenaje ante el monumento de los 192 árboles que se levantará en el parque del Retiro y la aprobación por el Consejo de Ministros de una Oficina de Información y Atención en la Audiencia Nacional, así como la ampliación del plazo para reclamar los beneficios de la ley de solidaridad de 1999, dado que más de 70 afectados no se han acogido a ellos.

Por otra parte, Mustafá Zaníbar, de 32 años, se quitó ayer la vida en la cárcel de Zuera (Zaragoza) al ahorcarse con un cinturón en la ducha de su celda. Zaníbar estaba condenado a 29 años de cárcel por haber asesinado a un compatriota en el Ejido (Almería) y estaba acusado de pertenecer a la célula islamista que iba a atentar contra la Audiencia Nacional. El suicida era uno de los delincuentes comunes convertido en fanático islamista por el proselitismo de Mohamed Achraf en la cárcel de Topas (Salamanca).

Fuentes penitenciarias informaron de que Zaníbar había recibido el alta la pasada semana tras sufrir un herpes. La última vez que los funcionarios le habían visto con vida fue a las 12 de la mañana, ya que ayer se negó a salir al patio. Desde que estaba interno en Zuera sólo recibió la visita de un hombre que dijo ser su hermano.