Más autogobierno, pero sin renunciar a una España solidaria, fue el mensaje central de los discursos que ayer pronunció el presidente de la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño, durante los actos de una toma de posesión que cambió el aire de fiesta popular que les daba Fraga por un toque más de diseño . Touriño compareció a mediodía de ayer en el Parlamento gallego acompañado, entre otros, por los ministros de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, y Agricultura, Pesca y Alimentación, la gallega Elena Espinosa, además de los presidentes de Cataluña, Asturias y Aragón; Pasqual Maragall, Vicente Alvarez Areces y Marcelino Iglesias, respectivamente; sus cuatro antecesores en el cargo, Antonio Rosón, Xerardo Fernández Albor, Fernando González Laxe y Manuel Fraga, así como numerosas autoridades institucionales, religiosas, civiles y militares.

Allí expresó su deseo de "mantener lo bueno del pasado" y cambiar las malas prácticas para, a partir de ello, construir una nueva comunidad que, además de reformar su Estatuto, impulse la "cohesión" y "la integración" de los gallegos y logre "una modernización" del ámbito económico y del social. También apostó por la "integración" y por dar un "gran salto adelante".

EJE DE LA NUEVA POLITICA Precisamente el autogobierno es uno de los grandes ejes de la política que quiere llevar a cabo, junto a la cohesión y la modernización de Galicia. Por eso, una hora después, ya en la plaza del Obradoiro, Touriño volvió a comparecer, esta vez ante unas 3.000 personas, para recordar que "llegó el momento de profundizar en aquello que nuestra autonomía tiene de autogobierno: de capacidad para gobernarnos nosotros mismos, desde la colaboración leal y la solidaridad con el resto de España, pero nunca desde la tutela y, menos aún, desde la sumisión", indicó.

No obstante, en sus discursos tuvo varios guiños hacia sus socios nacionalistas. Entre ellos dijo no entender "una Galicia fuera de España y de Europa, pero tampoco entiendo a los que pretenden una Galicia que frene o mengüe la profundización en sus señas de identidad". Unos principios que Maragall dijo compartir. "Los últimos 25 años han sido los mejores de la historia de España, pero ahora hay que construir otros 25 años en los que pongamos las cosas en su punto. Si lo hacemos con respeto y con buena letra, la España plural será una realidad y un modelo a imitar", aseguró.

El ministro Jordi Sevilla, por su parte, se mostró "seguro" de que en Galicia "no se repetirán" los problemas que ha habido en Cataluña con la reforma estatutaria y destacó la "voluntad" de las fuerzas políticas gallegas de "poner en marcha" este proceso.

Durante el acto de investidura, el nuevo presidente entró en la plaza del Obradoiro acompañado del líder nacionalista y futuro vicepresidente Anxo Quintana, quien se mostró "muy satisfecho". Quintana, que está ya deseando "comenzar a trabajar", destacó que el programa de Gobierno "es un contrato para ser sometido a la evaluación ciudadana".