Las últimas detenciones de miembros de ETA en Francia abonan la tesis de la policía francesa de que la organización terrorista no ha dejado de actuar en el país y de que está aprovechando el alto el fuego para reorganizarse. Los tres detenidos el pasado miércoles en el sureste de Francia, entre ellos el presunto jefe del aparato logístico, habían comprado desde el pasado mes de septiembre en tiendas de las localidades de Burdeos o Limoges productos electrónicos y químicos utilizados para la fabricación de explosivos y documentación falsa.

En la casa rural de Quézac, en la región del Languedoc-Rosellón, donde fueron detenidos los terroristas, se encontraron, incluso sin ensamblar, los componentes de un artefacto explosivo, según publicó ayer el diario vasco El Correo.

Zigor Garro Pérez, presunto jefe del aparato logístico, y su compañera, Marina Bernadó, miembro del último comando Barcelona, compraron en las últimas semanas material electrónico --desde resistencias a circuitos integrados, clavijas y cables, entre otros componentes-- que pueden utilizarse en la confección de mandos a distancia y otros mecanismos de activación de artefactos. La mayoría de las compras las efectuaron por correspondencia o por internet.

TALONARIOS ROBADOS Los etarras habían abierto cuentas bancarias con nombre falso y empleaban al mismo tiempo talonarios robados, algunos de los cuales han sido hallados en la casa de Quézac, donde se encontró abundante documentación falsa. A Garro y a Bernadó les fue intervenida una pistola a cada uno. También había en la casa polvo de aluminio, que se emplea para fabricar amosal, y tres ordenadores portátiles, y ha sido recuperado un coche Renault Scénic que había sido robado el 4 de octubre en Murat, 150 kilómetros al norte de Quézac. Respecto al tercer detenido, Ekain Mendizábal Mujika, la policía cree que actuaba de enlace, ya que no vivía en la casa de la pareja.

El mismo día de las detenciones, Garro Pérez fue condenado en rebeldía a siete años de cárcel por un tribunal de París que juzgó a 14 presuntos miembros o colaboradores de ETA. En ese juicio, el jefe de la Subdirección Antiterrorista, Frédéric Veaux, ya defendió la hipótesis del rearme de la banda.