Los partidos aliados en el Gobierno vasco, PNV, EA e IU, están decididos a mantener su pulso al Tribunal Supremo y desoír la exigencia de disolución inmediata del grupo Sozialista Abertzaleak. En espera de que llegue la última resolución del Supremo, que priva a los batasunas de todos sus derechos y facultades como grupo parlamentario, el tripartito analizó ayer la posibilidad de dar una "respuesta política solemne" a la "inadmisible injerencia" del tribunal en la autonomía parlamentaria.

El portavoz del PNV, Joseba Egibar, adelantó que la declaración podría materializarse en un pleno de la Cámara vasca en el que los diputados de PNV, EA e IU se corresponsabilizarán de las decisiones sobre el grupo heredero de Batasuna. Egibar advirtió de que no están dispuestos a tolerar el "afán organizativo" del Supremo que amenaza, dijo, con actuar incluso contra funcionarios sometidos a una "dependencia jerárquica" de la mesa y del presidente de la Cámara.

SIN VUELTA ATRAS

"Si creen que nos echaremos atrás, están muy equivocados", dijo Iñaki Anasagasti, portavoz del PNV en el Congreso. La vicelendakari, Idoia Zenarruzabeitia, acusó al Supremo de estar en una "huida hacia delante". El consejero de Justicia, Joseba Azkarraga (EA), afirmó que el tribunal pretende "imponer" una autoridad que no tiene", por lo que las instituciones vascas deben defender "su soberanía".

El presidente del Parlamento de Vitoria, Juan María Atutxa, insistió en que aguardará a conocer y estudiar el contenido del auto. Por ello, se opuso a la que junta de portavoces abordara ayer la situación.

Populares y socialistas reclamaron el cumplimiento del auto. Ambos partidos se ausentaron de la Comisión de Derechos Humanos cuando su presidente, Iñigo Urkullu, rehusó aplazar la cita, como pedían PP y PSE, porque los puntos a tratar respondían a una iniciativa de Sozialista Abertzaleak sobre presos de ETA. Urkullu advirtió de que ni él ni el tripartito admitirán que se vulnere la "inviolabilidad" del Parlamento por otras instituciones u órganos.