El sentimiento de indignación se abrió paso ayer entre el dolor de las familias de los militares fallecidos. Esposas, padres y madres de las víctimas denunciaron el uso del precario avión ucraniano, y una pregunta echada a volar por José Cardona, padre del sargento Francisco José Cardona, que viajaba en el aparato siniestrado, resumió lo que a todos les pasaba por la cabeza: "¿Trillo (el ministro de Defensa) iría en ese avión?".

"Estamos dolidos, pero domina la rabia. No entendemos cómo se atreven a contratar ese avión". José Cardona expresó así su ira tras conocer las condiciones del vuelo.

El matrimonio conoció la muerte de su hijo mayor en Zaragoza, donde durmieron para recibir junto a otras familias el vuelo de Afganistán. Durante la noche nadie les informó y fue mientras desayunaban cuando conocieron por televisión la noticia. A media mañana les recibió un coronel para comunicarles la tragedia. Ambos se quejan de que no se les facilitó apoyo psicológico, por lo que prefirieron volver a Alboraia para reunirse con sus otros dos hijos, uno de los cuáles también es militar.

"Esto no ha sido un accidente, ha sido un asesinato". Presa del llanto, Raquel Martín expresó ayer su dolor con esa contundencia en su domicilio, en Burgos. Su marido, el teniente Sergio Maldonado, y el hermano de éste, el sargento Iñigo, son dos de los fallecidos.

Mari Paz Fernández, que ha perdido a su esposo, el comandante José Manuel Ripollés, anunció su intención de "buscar responsabilidades e investigar lo que pasó", porque no está dispuesta "a dejar esto así". Ella y otros familiares de las víctimas quieren denunciar las "condiciones de miseria" en las que se desarrollan las misiones humanitarias.