Después de haber estado en todas las quinielas para ser ministra desde la llegada del PSOE al poder en el 2004, Trinidad Jiménez lo será finalmente cuando los pronósticos habían dejado de señalarla como aspirante. A partir de hoy llevará la cartera de Sanidad y Política Social que llevaba Bernat Soria. Este nuevo cometido es ajeno a la labor en la que siempre ha estado volcada.

El salto a este ministerio prueba su lealtad al jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien la rescató del Ayuntamiento de Madrid después de su contundente derrota ante Alberto Ruiz Gallardón en mayo del 2003 para darle las riendas de la política internacional del PSOE.

Rumores de ir en las listas europeas

Los rumores apuntaban a la posibilidad de volver a la actividad del partido en las listas de las próximas elecciones europeas, aunque ella misma quiso despejar cualquier duda por su deseo de seguir al frente de la Secretaría de Estado para Iberoamérica.

Malagueña de 46 años, Trini, como la conoce todo el mundillo de la política, se afilió al PSOE en 1984, una vez que asumió que su verdadera vocación no era la de la judicatura, a pesar de ser licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid (su padre, José Jiménez Villarejo, fue magistrado del Tribunal Supremo y su tío, Carlos, fue jefe de la Fiscalía Anticorrupción).

Tareas en áreas internacionales

Su primer cargo político fue el de presidenta del Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Juventud de España, que le sirvió de puente a otras tareas vinculadas a las relaciones internacionales. Su matrimonio con un diplomático, del que se divorciaría años más tarde, le llevó a Guinea Ecuatorial entre 1990 y 1992, donde trabajó como profesora de la UNED.

De 1996 al 2000 fue responsable de Relaciones Políticas con América en la Secretaría de Relaciones Internacionales del PSOE y asesora del expresidente Felipe González, con quien tiene una estrecha amistad. También dice ser amiga de Zapatero, en cuyo equipo participó para alcanzar la secretaria general del PSOE en julio del 2000.

Su pulso electoral con Ruiz-Gallardón la situó en la primera plana política, aunque como portavoz de la oposición no cuajó y cedió el testigo de candidato municipal al ahora ministro de Industria, Miguel Sebastián.

Compatibilizó su puesto de concejal con la secretaría de Política Internacional del PSOE desde marzo de 2004 hasta que fue designada secretaria de Estado para Iberoamérica.