La Alianza de Civilizaciones echó a andar ayer en Madrid de mano del presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y del primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, los copatrocinadores de la idea. Por primera vez desde que se lanzó, en el 2004, se pudieron escuchar las primeras medidas concretas de esta iniciativa de paz. Y el líder turco, incluso, se atrevió a encargarle una misión, si no imposible sí bastante complicada: la entrada de su país en la Unión Europea.

Erdogan vinculó el éxito de la Alianza de Civilizaciones a la adhesión de Turquía. "La entrada en la UE demostrará que la Alianza es posible. Cualquier obstáculo en el camino de Turquía también será un obstáculo para la paz en el mundo", declaró el primer ministro. Turquía está negociando con Bruselas ese paso histórico, que quizá dé en el 2015. En estos momentos, los turcos hacen frente a la oposición del presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y a las reticencias de la cancillera alemana, Angela Merkel.

Los buenos propósitos retumbaron durante nueve horas en el Palacio de Congresos, que acoge hasta hoy el foro. Zapatero dijo que su iniciativa ha tenido un "poderoso eco" porque ha "llenado un vacío" con "recomendaciones políticas de carácter práctico". En este sentido, la Moncloa dio a conocer su Plan Nacional para la Alianza, 57 medidas para aplicar el espíritu de esta "nueva herramienta para la paz". Y la princesa Nozah Bit Nasser Al-Misned, la esposa del emir de Qatar, anunció una donación de 100 millones de euros para un plan de empleo para jóvenes.