Transcurridos 15 años y cuatro elecciones generales, en la campaña del 2008 volverán los cara a cara televisados entre los candidatos a la Moncloa de PSOE y PP. Por ahora, el único debate a dos que está asegurado se emitirá en La Primera de Televisión Española, toda vez que el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y el popular Mariano Rajoy ya han aceptado la invitación, y ayer la Junta Electoral Central dio luz verde a la propuesta. La Junta aceptó el cara a cara porque, para garantizar la pluralidad, TVE organizará también un debate a seis, con Zapatero, Rajoy y los cabezas de cartel de CiU, Esquerra Republicana, PNV e IU-ICV.

Tan pronto como asumió el cargo, el director de la Corporación de RTVE, Luis Fernández, se fijó como objetivo lograr que la televisión pública acogiese debates electorales, a poder ser entre los dos candidatos con más posibilidades de ganar. Lo logró en las elecciones locales y autonómicas del pasado mayo, pero la asignatura pendiente era que, por vez primera, los presidenciables socialista y popular se vieran las caras en TVE.

EL PRECEDENTE Hasta ahora, el único precedente --y, al tiempo, la excepción-- fueron los debates de la campaña electoral de 1993 entre Felipe González y José María Aznar, emitido el primero por Antena 3 TV y el segundo por Tele 5.

Entonces, la oposición del resto de los candidatos a un cara a cara que los excluía, respaldada por la Junta Electoral Central, impidió que lo organizara la cadena pública. Este veto benefició a las privadas, sujetas a menos controles jurisdiccionales. En las siguientes contiendas, Aznar y Rajoy, convencidos de que partían como ganadores, estimaron que no les convenía enfrentarse a sus rivales socialistas en un plató de televisión. Una decisión que, recientemente, el actual presidente del PP ha reconocido como un "error". Zapatero, que ya pidió sin éxito un debate de estas características cuando aspiraba a la Moncloa, avanzó hace meses que como candidato a la reelección seguía igual de dispuesto a celebrarlo.

Pero la gran novedad no es que el presidente acepte medirse con el aspirante --ya lo hizo Felipe González en dos ocasiones--, sino que desaparezcan los escollos legales para que el choque se emita por la televisión pública. Porque, según fuentes socialistas y populares, una vez liquidada la coartada legal ningún candidato osará negarse a los debates televisados.