El presidente del PNV no está dispuesto a que Juan José Ibarretxe imponga el rumbo al trabajo del partido, como ha sucedido últimamente. En una medida intervención en un acto público, el primero después de que el Constitucional prohibiera la consulta, Iñigo Urkullu marcó al lendakari las condiciones para su eventual nominación como cabeza de cartel para las próximas elecciones autonómicas y dejó claro que un mayor autogobierno y no la consulta es el "objetivo final" del PNV.

Fue un mensaje entre líneas, pero con el suficiente número de datos como para deducir que las cosas no andan especialmente bien entre Sabin Etxea (sede de la ejecutiva peneuvista en Bilbao) y Ajuria Enea (residencia del lendakari).

En una sala a rebosar, con Josu Jon Imaz, su predecesor en el cargo, compartiendo el estrado como presidente de una empresa patrocinadora de Tribuna Euskadi como Petronor, y a menos de seis meses de las elecciones, Urkullu dijo que su partido no ha tratado aún quién será su candidato a la presidencia del Gobierno vasco.

Urkullu explicó que, a la hora de proponer listas a sus bases --el procedimiento interno de nominación admite luego más propuestas--, la ejecutiva del PNV acostumbra a "consultar" con quienes ya mantienen responsabilidades institucionales. Se trata de conocer cuál es su situación, sus "fuerzas", qué balance hacen de su labor, qué "proyectos de futuro" creen que pueden seguir desempeñando o si "creen que pueden desarrollar proyectos sin estar condicionados por el pasado".

SIN APUESTAS COSTOSAS El líder del PNV no calificó la actuación del lendakari y rechazó valorar las provocativas declaraciones del expresidente Xabier Arzalluz, acusando a miembros del PNV de "no querer" que Ibarretxe repita. Lo que sí dijo es que, siendo "importantes" las personas, más lo son los proyectos, y en concreto el de su partido, el PNV. Urkullu no evitó mostrarse distante respecto a la consulta patrocinada por el lendakari. Aseguró que no es ni el único ni el gran objetivo y, aunque dejó claro que el PNV no renunciará a "los principios" que la inspiran, subrayó que el partido jugará sus cartas con "responsabilidad y prudencia", sin arriesgar el futuro de Euskadi con "costosas apuestas".

En un afán de desmentir los reproches que socialistas y populares dirigen contra el tripartito vasco y, sobre todo, contra el lendakari, Urkullu volvió a ser rotundo para descartar que el PNV se vaya "a tirar al monte". Prometió que su partido se conducirá con "templanza, determinación, rigor, sentido común y sentido institucional", y defendió la posibilidad de recurrir a "instancias pertinentes en Europa" mientras el proceso se haga de manera responsable.

Urkullu insinuó que la consulta no figurará en el programa del PNV para las autonómicas, pero recalcó que lo que nunca abandonarán será la defensa del "derecho a decidir".