El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, confirmó ayer su oferta de "acuerdo" a José Luis Rodríguez Zapatero, y lo hizo sin poner condiciones. En su afán por consolidar el todavía frágil equilibrio interno, el líder peneuvista se dirigió a los delegados en la asamblea nacional para insistir en la disposición del partido a sentarse y superar el actual "bloqueo", pero no hizo mención alguna a la consulta popular, ni al derecho a decidir.

Que la primera comparecencia solemne de Urkullu eludiera citar siquiera la hoja de ruta que Juan José Ibarretxe puso de nuevo sobre la mesa hace dos días, refleja el interés del PNV en no polarizar la atención sobre esa polémica propuesta.

NUEVOS TIEMPOS El aséptico "sentémonos a hablar" pronunciado por Urkullu tradujo el interés de la dirección peneuvista en iniciar un diálogo que tendría como objetivo renovar el pacto que Euskadi y España firmaron hace 30 años. "Los nuevos tiempos exigen nuevas herramientas" fue el mensaje de Urkullu para justificar que el "actual estatus" --evitó mencionar el Estatuto de Gernika-- resulta ya insuficiente porque no garantiza las respuestas necesarias en el siglo XXI.

Al ahorrarse mencionar el actual Estatuto, Urkullu sorteó cualquier alusión a su eventual reforma, que es una alternativa denigrada por el sector más soberanista del partido. Igualmente, complació a quienes creen que la propuesta del lendakari ha ido demasiado lejos al no barajar ni su contenido ni su calendario. Así, muy lejos de las políticas "radicales" y de los "saltos cualitativos" reclamados el viernes por Xabier Arzalluz, Urkullu se movió con cautela para no revolver demasiado la vida interna ni cerrar expectativas de posible entendimiento con Madrid.

La cúpula peneuvista confía en que Zapatero haga una aproximación en condiciones a su partido para facilitar la investidura e iniciar así un diálogo que abra márgenes de acuerdo. La idea es que una vez sentados, se aborde la posibilidad de llegar a un nuevo marco de relación jurídico-político. Los más optimistas consideran que hasta la formulación del derecho a decidir podría entroncar con los derechos históricos del pueblo vasco recogidos en la Constitución que invoca el PSOE.

NO AL FRENTISMO En la autocrítica de Urkullu, con Ibarretxe en primera fila, se admitió que el PNV "no ha sabido entender y adaptarse" a la evolución de la sociedad vasca. El presidente del PNV dijo haber entendido que los ciudadanos de Euskadi "no quieren frentismos ni confrontación" y que piden "voluntad de acuerdo político". Los peneuvistas saben que los próximos meses serán claves para recuperar su posición de primera fuerza en Euskadi, de la que han sido desplazados por el PSE.