El anuncio de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, de que el Gobierno revisará en esta legislatura la ley orgánica de libertad religiosa ha provocado sorpresa y malestar en sectores del PSOE. Dirigentes socialistas consultados por este diario no comparten que desde la Moncloa se reanuden las fricciones con la Iglesia después de que el PSOE, en su programa electoral, y el propio José Luis Rodríguez Zapatero, en su discurso de investidura, hubieran atenuado ese foco de confrontación. El malestar de los dirigentes del partido obedece, en unos casos, a convicciones ideológicas, y, en otros, a cálculos de conveniencia política.

El anuncio de la reforma de la ley de libertad religiosa fue uno de los compromisos estrella que anunció De la Vega el miércoles pasado, al explicar ante la Comisión Constitucional del Congreso los planes del Gobierno para el nuevo mandato. Al margen del alcance real de dicha reforma, el tono y la trascendencia que la vicepresidenta imprimió al anuncio llevó a miembros del aparato del partido a "llevarse las manos a la cabeza", según señaló uno de ellos.

CONFESIONES Ayer, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, De la Vega quiso modular ese tono al afirmar que se trata solo de "actualizar" la ley de 1980 para dar cabida a las demás confesiones, cuyos feligreses han crecido de manera espectacular en los últimos años, así como a los no creyentes.

El programa con que el PSOE ganó las últimas elecciones legislativas intentó suavizar el enfrentamiento que durante casi toda la legislatura había mantenido el Ejecutivo con la Conferencia Episcopal. Además de abandonar el compromiso de promover una ley de plazos para el aborto --que constaba en el programa del 2004--, introdujo dos cambios de último momento al borrador del programa con que concurrió a los comicios del 2008: eliminó la propuesta de creación de un Observatorio de la laicidad y, con respecto a la ley de libertad religiosa, se limitó a plantear una "reflexión orientada, y con amplio consenso, a valorar la posible modificación" de la norma.

DISCRIMINACION En su discurso de investidura, el 8 de abril pasado, Zapatero pasó de puntillas sobre el expediente eclesiástico .

Los dirigentes consultados sostienen que la confrontación con la Iglesia durante la pasada campaña electoral atrajo numerosos votos de la izquierda, pero, al mismo tiempo, ahuyentó a un volumen mucho mayor de electores moderados o creyentes, gran parte de los cuales votaron al PP. Para dichos dirigentes socialistas, el Gobierno debería recuperar a los votantes fugados, con la vista puesta no solo en las próximas elecciones generales, sino en las autonómicas y municipales del 2011.