La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, proclamó ayer de manera rotunda la "lealtad" del Ejecutivo central hacia el de la Generalitat catalana y su compromiso de desarrollar el nuevo Estatut "con rigor y rapidez". Lo hizo en Barcelona, en la rueda de prensa posterior a la reunión que mantuvo con el presidente José Montilla, que, a su lado, asentía sonriente.

No era para menos. En los días precedentes, Montilla había constatado cómo algunas personas vinculadas al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero estaban transmitiendo un mensaje en un sentido totalmente contrario, el de que, en vísperas electorales, lo más conveniente era ralentizar el proceso de desarrollo del nuevo Estatut.

Como muestra de que la relación entre los dos Ejecutivos van por buen camino, Montilla y De la Vega informaron de que en los casi 90 minutos que duró su reunión, alcanzaron seis acuerdos. Entre ellos está la gestión por parte de la Generalitat de los establecimientos catalanes de la red de Paradores o la agilización en la transferencia del Hospital Clínico de Barcelona.

Como prueba de que se están cumpliendo todos los plazos previstos en la creación de las comisiones bilaterales que han de encargarse del desarrollo estatutario, el president recordó que mañana se reunirá, por primera vez, la comisión Gobierno central-Gobierno catalán, que es la encargada de abordar las cuestiones referidas a las traspasos de competencias y de los conflictos que estos originen.

La buena voluntad expresada por ambos políticos no impidió que Montilla y De la Vega reconocieran que, en algunas cuestiones, pueden surgir "dificultades". La vicepresidenta, restó importancia a la posibilidad de que alguna de las dos partes pueda, en un momento dado, requerir la intervención del Tribunal Constitucional. "Forma parte del juego democrático", desdramatizó el president .