La vicepresidenta del Gobierno definió ayer al dirigente socialista Ernest Lluch, asesinado por ETA hace siete años, como uno de los pilares sobre los que se ha construido la democracia y el estado del bienestar. Era tan "opuesto al fanatismo" y a quienes lo practican que "por eso lo mataron", dijo. Consideró que la España actual, "más justa, más avanzada y más igualitaria" es la que él quería. La recopilación de sus artículos, presentada en la Blanquerna de Madrid, sirvió a la vicepresidenta para homenajear a todas las víctimas del fanatismo.