Aquellos que sufren por el presunto declive del castellano y su enseñanza ante la amenaza de las lenguas "periféricas" ya pueden dormir tranquilos. El idioma que hablan más de 450 millones de personas en todo el mundo no solo goza de buena salud a nivel internacional, sino que extiende sus redes por países donde hasta hace poco era testimonial. Ese es el caso de Brasil, donde 41 millones de escolares tendrán la oportunidad de estudiar español gracias al acuerdo firmado ayer por la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro de Educación brasileño, Fernando Haddad.

El convenio amplía notablemente el radio de acción de la ley promulgada por el Ejecutivo de Lula en el 2005, que obliga a ofrecer en todos los institutos del país el castellano como asignatura optativa de lengua extranjera. Ello ha creado una primera masa crítica de nueve millones de estudiantes potenciales con edades comprendidas entre los 15 y los 17 años, pertenecientes al ciclo educativo que en España se conoce como secundaria. Si la declaración de intenciones firmada ayer cumple el proceso previsto, ese universo se incrementará en 32 millones más de alumnos, al incorporar a los que cursan la primaria (de 7 a 14 años). Siguiendo esas estimaciones, más de 11 millones de escolares optarán por el castellano, en detrimento de los otros grandes rivales, el francés y el inglés.

Para agilizar ese proceso, De la Vega presentó en la sede del Instituto Cervantes de Brasilia un programa multimedia para aprender español por internet, aprovechando la avanzada estructura tecnológica con la que cuentan los colegios brasileños.

EL PROGRAMA AVE "Este programa nos permitirá llegar a más niños al no depender de una forma tan directa de la oferta de profesores", explicó Carmen Caffarel, directora del Instituto Cervantes. Este organismo estatal es el autor del programa, que ha bautizado con las evocadoras siglas de AVE (Aula Virtual de Español). Su implantación se iniciará este mes a través de una prueba piloto en Brasilia, Río de Janeiro, Recife y Porto Alegre que implicará a 600 alumnos y 30 profesores.

Aunque el inglés sigue siendo la lengua extranjera con más demanda, la presión idiomática del entorno geográfico de Brasil (nueve de cada 10 castellanoparlantes viven en América) está ayudando al avance del español, que ya ha superado al francés.