La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, recibió el pasado martes al mediodía el aviso para que iniciara el operativo de retorno a casa de Alicia Gámez, una vez fuese puesta en libertad por sus secuestradores. Un plan dirigido por la número dos del Gobierno, tal y como sucedió con el rescate del atunero vasco Alakrana, aunque en esta ocasión "prudencia y discreción" han sido las dos únicas palabras que se habían escuchado hasta ayer desde el Ejecutivo cuando los periodistas preguntaban por el secuestro. Tampoco ha habido declaraciones de los familiares, a los que De la Vega ha tenido puntualmente informados, incluyendo varias visitas a sus hogares.