Sólo una treintena de velas colocadas espontáneamente en memoria de las víctimas de la masacre terrorista recordaban ayer el 11-M en la estación madrileña de Atocha, mientras el ir y venir de los viajeros mostraba la normalidad de cualquier otro sábado. Las primeras velas fueron encendidas poco antes de las ocho y media.