La pequeña localidad coruñesa de Sada tiene desde ayer dos personas que se consideran alcaldes de la ciudad. Uno es el nacionalista Abel López Soto, del Bloque Nacionalista Galego (BNG), el ganador de las elecciones del 2003. Otro es el popular Ramón Rodríguez Ares, que ayer juró el cargo entre abucheos después de que, teóricamente, prosperase la moción de censura que su partido impulsó contra López Soto con el apoyo del socialista José Luis Santamaría, en una clara violación del pacto antitransfuguismo.

López Soto alega que el pleno de ayer "no es válido", ya que no pudieron debatir la moción y no escucharon el llamamiento del presidente para votar. Por eso, asegura que su partido "tomará las medidas legales oportunas" y se considera aún alcalde de la ciudad. Ramón Rodríguez Ares, por su parte, argumenta que la moción ha prosperado, que las votaciones son válidas y que, por lo tanto, el mando municipal ya es suyo.

Lo cierto es que ayer se celebró en Sada una sesión plenaria muy crispada. Un millar de personas habían tomado la Casa de la Cultura, donde se celebró el acto, desde primeras horas de la mañana, para protestar por la moción de censura. Los manifestantes recibieron a los ediles del PP y al tránsfuga del PSOE al grito de "Manos arriba, esto es un atraco" y con pancartas de "No a la corrupción y al transfuguismo".

Un pleno sordo

La sesión fue prácticamente inaudible. Para más inri, la presidió José Luis Santamaría por su condición de concejal de más edad, y no logró mantener el orden ni acallar los abucheos de los vecinos, aunque eso no le impidió seguir con la sesión, llevar a cabo las votaciones como pudo y entregar el mando municipal al popular Rodríguez Ares, que lo recuperaba así siete meses después de que el Gobierno progresista salido de las municipales pusiera fin a sus 24 años como alcalde de Sada.

Después del pleno tuvo lugar una improvisada manifestación por las calles de Sada bajo el lema No a la corrupción y al transfuguismo.

La moción de censura en el Ayuntamiento de Sada también concitó el rechazo de todos los partidos, incluido el Partido Popular, que ayer anunció la apertura inmediata de un expediente de expulsión a los concejales de su partido que han respaldado la moción con apoyo del tránsfuga socialista.

Ni siquiera Rodríguez Ares, que confiaba en su amistad de años con el presidente del PP gallego, Manuel Fraga, parece que va a salvarse de la quema.