Anteayer era 11 de abril. Debía ser un día normal. Pero no lo fue. Fue un día muy trágico para Argelia. Y preocupante para Europa ya que recordó la amenaza fundamentalista, que la estupidez de Bush en Irak solo ha logrado incrementar. Y un día difícil para Acebes, ministro de Interior de Aznar y actual secretario general del PP.

A mediodía, todas las capitales del mundo volvían a estar conmocionadas por los atentados de Argel. Lo más grave es que se producen 24 horas después de los atentados, también islamistas, de Casablanca y que fueron reivindicados por Al Qaeda del Magreb Islámico. Bin Laden quiere desestabilizar a Argelia y Marruecos, dos países muy diferentes pero con cosas en común: sistemas autoritarios en evolución (lenta) hacia fórmulas más liberales, no son antioccidentales, y, por diversos motivos (geopolítica, energía, inmigración), inciden en la seguridad de Europa. La gravedad es mayor porque el comunicado habla de liberar "la tierra del Islam desde Jerusalén hasta Al Andalus". Las bombas no van solo contra Buteflika y Mohamed VI sino que apuntan contra nosotros.

Pero en Madrid también hubo hechos relevantes. El director de la Policía de Aznar,Agustín Díaz de Mera (hoy eurodiputado), era desmentido rotundamente por el comisario García Castaño --señalado como "la fuente" que le había hablado de un informe que relacionaba a ETA con el 11-M-- y por otros tres policías. Además, el subdirector operativo de la Policía y el comisario general de Información en marzo del 2003, subordinados de Díaz de Mera, decían cosas sustanciosas en el juicio del 11-M. La principal: que a media tarde del 11 de marzo, Acebes sabía que el explosivo empleado no era el habitual de ETA y que la pista del terrorismo islamista era sólida. Pese a ello, a las ocho de la tarde, insistió en que "los cuerpos de seguridad trabajan con la línea prioritaria de ETA" y que el explosivo "es dinamita y, por tanto, el habitual de la organización terrorista ETA".

Verde y con asas... calabazas. Es difícil contradecir a Rubalcaba cuando afirma que la mentira de Díaz de Mera pretende tapar "la gran mentira" que se intentó vender entre el 11 y el 14 de marzo. Pero hay dos dudas. ¿Por qué Rajoy cubre aún a Acebes? Quizás porque el 13 de marzo del 2004, jornada de reflexión, decía a El Mundo: "Tengo la convicción moral de que fue ETA". La otra duda es si merece crédito la política antiterrorista de un partido que quiso ocultar la verdad --y aún trapichea-- sobre el atentado más sangriento en España. Y cuyos autores, como se acaba de ver en Argel, siguen ahí.