Fernando Trapero era ayer padre, pero también guardia civil. Lo demostró al cuadrarse ante el féretro de su hijo, que se llamaba Fernando como él, tenía 23 años y es la última víctima de ETA. Los Reyes, los príncipes de Asturias, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y las máximas autoridades del Estado asistieron al funeral por el segundo agente fallecido tras el atentado de la banda terrorista, el sábado, en la localidad francesa de Capbreton. El vicario general castrense, Angel Cordero, reclamó en su homilía que la muerte del agente Trapero y de su compañero, Raúl Centeno, no sean en balde, y expresó su deseo de que la búsqueda de la paz permita "unir a todos".

El párroco lanzó esta reflexión ante las máximas autoridades del Estado y los representantes de la Gendarmería francesa, solo un día después de que Zapatero y el líder del PP, Mariano Rajoy --también presente en el funeral--, evidenciasen las dificultades para llegar a un consenso en torno a la política antiterrorista.

La familia del agente Centeno, que enterró a su hijo el domingo, quiso acompañar a la de Trapero. Seguramente, pese a que al funeral asistieron centenares de personas, nadie como ellos podía compartir su dolor.

Los Reyes y los príncipes de Asturias expresaron también su pésame a la familia. El Monarca, vestido con el uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, se mostró especialmente afectuoso con el padre de Trapero. El príncipe Felipe, con uniforme de comandante del mismo Ejército, consoló a la madre.

El vicario dedicó gran parte de su homilía a loar la labor de la Guardia Civil, un cuerpo que definió como "el alma del pueblo de España". Recordó que los agentes de este cuerpo siempre van en pareja, y eso le llevó a afirmar que ahora los dos jóvenes vuelven a estar juntos. En su única mención a ETA, el párroco pidió a los terroristas que "salgan de su ceguera".

Uno de los momentos más emotivos se produjo al final del funeral, cuando se hizo entrega al padre de las dos condecoraciones que recibió su hijo a título póstumo --la Cruz de Oro al Mérito de la Guardia Civil y la Medalla de Oro al Mérito Policial--. A su lado, la madre recogió la bandera española que cubría el féretro y el tricornio de su hijo. Por expreso deseo de la familia, los compañeros de Trapero le despidieron con la canción Adiós, polilla , en honor a los cadetes que, como Fernando, son hijos de guardias civiles.