La sexta edición del Congreso de Víctimas del Terrorismo concluyó ayer en Salamanca, tras tres días de reuniones, con la petición de que los jóvenes sean educados en valores pacíficos y apartados de la violencia. El llamamiento fue lanzado por la presidenta del Parlamento vasco, la popular Arantza Quiroga. Según datos del Defensor del pueblo vasco esgrimidos por Quiroga, el 18% de los escolares de Euskadi consideran que existen motivos para que ETA mantenga su actividad terrorista. Así, la dirigente conservadora animó a las familias vascas a que "eduquen a los jóvenes" en valores éticos para que se distancien del "odio" que algunos sufren por "un lavado de cerebro" por parte de los violentos. Quiroga expresó su convencimiento de que en el seno de la familia es donde nace "la justificación a ETA". Finalmente, la presidenta del Parlamento vasco pidió perdón porque los políticos "no han estado a la altura de las circunstancias" que las víctimas exigen.

También participó en la última jornada del congreso el exministro de Trabajo y dirigente del PSOE Jesús Caldera, quien aseguró que el compromiso del Gobierno con las víctimas del terrorismo es "inequívoco, permanente y continuo". Caldera quitó hierro al hecho de que el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, no acudiera a Salamanca y subrayó que el Ejecutivo ha sido representado por el ministro de Justicia, Francisco Caamaño.

LA AUSENCIA DE ZAPATERO Por el congreso también pasaron, entre otros, el presidente del PP del País Vasco, Antonio Basagoiti; el secretario de organización socialista, Alfonso Gil, la presidenta de UPyD, Rosa Díez, y la parlamentaria vasca del PP Mari Mar Blanco, hermana de Miguel Angel Blanco, asesinado por ETA en 1997, quien consideró "humillante" la ausencia de Zapatero. Precisamente algunas víctimas subrayaron que la ausencia del presidente reflejaba el poco compromiso del Gobierno.