No hay por qué negociar en siete días lo que tiene que durar 25 años". José Luis Rodríguez Zapatero quitó ayer presión a la negociación que el PSOE y su Gobierno llevan a cabo con los partidos catalanes para consensuar la reforma estatutaria. El presidente del Ejecutivo reconoció que el plazo de discusión de enmiendas finaliza el próximo martes, 27 de diciembre, y consideró "conveniente" tener para entonces al menos un "acuerdo parcial" sobre los cambios que sufrirá la propuesta inicial aprobada por el Parlamento autonómico y los "desacuerdos delimitados". Sin embargo, Zapatero negó que esa fecha sea el límite para lograr el consenso. A su juicio, ese día el PSOE puede presentar el texto alternativo que se conoció ayer y "continuar hablando en enero" para luego acordar el conjunto en la comisión constitucional.

EN MANOS DEL PP No fue el único que barajó ampliar hasta el 2006 las conversaciones. El portavoz parlamentario socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre el que recae el peso de la negociación, reconoció que incluso puede ser necesario solicitar otra prórroga en el plazo de enmiendas. Para ello es imprescindible el voto favorable del Partido Popular, pues esa prórroga extraordinaria requiere el acuerdo unánime de la Mesa del Congreso. Pérez Rubalcaba confió en que, de ser necesario, el PP no ponga "ningún inconveniente", aunque Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario de los populares, señaló que a su grupo en principio no le parece "conveniente" alargar el proceso.

OPTIMISTA Zapatero volvió a mostrarse optimista sobre la posibilidad de lograr un acuerdo. "La sociedad catalana desea el Estatut y las fuerzas políticas sabrán responder al deseo de los ciudadanos", dijo. Respecto del contenido de los cambios, avanzó que el debate sobre la definición de Cataluña como "nación" se dejará para el final de la negociación y que la propuesta de financiación presentada por el ministro de Economía, Pedro Solbes, --y rechazada por los partidos catalanes-- es "irrenunciable". El jefe del Ejecutivo concretó que no cederá la recaudación de impuestos ni pasará por que el Estatuto fije el porcentaje de solidaridad entre Cataluña y el Estado.

Durante una conversación con la prensa en la recepción navideña del Palacio de la Moncloa, el presidente reconoció que, hasta ahora, no ha intervenido personalmente en la negociación. Pero se ofreció a hacerlo si se estima necesario. Sin embargo, descartó que en lo que queda de año vaya a haber una foto de los líderes catalanes con el Gobierno para escenificar un acuerdo sobre el proyecto.