Dos días después de que el juez Baltasar Garzón imputase delitos de falsedad a tres peritos policiales que vincularon a ETA con el 11-M, José Luis Rodríguez Zapatero aireó ayer su discurso más agresivo contra el PP, al que acusó de estar "atrapado en las falsedades", de "falsear la historia" y de "alterar la convivencia de los ciudadanos". El presidente no se limitó a atacar al principal partido de la oposición, sino que llamó a los conservadores comprometidos con la democracia a "responder democráticamente" a la "derecha extrema" que lidera Mariano Rajoy y "no dejarse llevar" por ella.

"Están atrapados en las falsedades desde hace algún tiempo, casi desde la guerra de Irak; falsedades que nos contaron del 11 al 14 de marzo, y ahora más falsedades para reparar su derrota electoral, limpia y contundente", dijo Zapatero en un mitin ante unos 4.500 seguidores en el polideportivo de Alcorcón (Madrid). Advirtió al PP de que esa actitud de "esconderse y atraparse en falsedades" retrasará su proceso de renovación y la posibilidad de erigirse en una oferta "mínimamente creíble".

MAS QUE IZQUIERDA Con la mirada puesta en los próximos procesos electorales, ofreció el PSOE como alternativa a los conservadores desencantados. "Somos la izquierda, no toda, pero algo más", dijo, y definió al PSOE como un partido que "puede recibir el respaldo de mucha gente que quiere normalidad democrática, no volver hacia atrás, no falsificar la historia y evitar el enfrentamiento entre españoles". Expresó a continuación su confianza en la Policía, la Guardia Civil y la justicia, frente a los "intentos de algunos" de desprestigiar esas instituciones.

Al acto, que sirvió de espaldarazo a Rafael Simancas en su carrera hacia la presidencia de la Comunidad de Madrid, asistieron la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro del Interior, José Antonio Alonso. Zapatero hizo un balance triunfal de la situación económica, que, dijo, permitirá que 800.000 trabajadores pasen a tener contrato estable a fin de año.

"SI LOS VEMOS" En una breve reflexión sobre la inmigración, afirmó que los extranjeros que lleguen a España deben hacerlo bajo el principio de la legalidad. Sin embargo, criticó a quienes "aceptan con agrado que los inmigrantes ayuden a cuidar a las personas mayores, trabajen en obras o en la construcción de carreteras, o les sirvan en bares y cafeterías, pero quizá les gustaría no volverlas a ver durante el resto del día, cuando no están trabajando". "Desde el Gobierno sí las vemos y las reconocemos", dijo Zapatero, y defendió los "derechos y deberes como ciudadanos" de esos inmigrantes.

Al cierre de su discurso, anunció que, antes de fin de año, el Gobierno convocará un "gran concurso internacional" para construir en Madrid un Centro Internacional para la Paz. Será, dijo, un "lugar de encuentro para resolver conflictos en todo el mundo", con una "gran inversión" y servirá para "hacer cultura e investigación por la paz". Lo gestionará un consorcio del Estado con la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, aunque lo financiará el Gobierno. Se erigirá en el sector de Sanchinarro, según fuentes oficiales.

Zapatero presentó la iniciativa como un tributo a los jóvenes que tienen por seña de identidad la "lucha por la paz". "Si ha habido algún sitio donde miles de jóvenes gritaron hasta con las lágrimas por la paz ha sido Madrid, y este Gobierno lo quiere reconocer", dijo, en alusión a las manifestaciones contra la guerra de Irak, que ayudaron, en parte, a su victoria electoral. Insistió en poder pasar "en pocos años" del Madrid que "lloró contra la guerra" al "de la sonrisa, la paz y el encuentro".